Coronavirus obliga a devotos de todo el mundo a celebrar Semana Santa en casa

Coronavirus obliga a devotos de todo el mundo a celebrar Semana Santa en casa

Coronavirus obliga a devotos de todo el mundo a celebrar Semana Santa en casa

La misa de la Última Cena, celebrada sin fieles y emitida en vivo por internet, en la parroquia de St. Anthony en San Gabriel, California, el 9 de abril de 2020. (AP Foto/Damian Dovarganes)

ALBANY, Nueva York.— Fieles de todo el mundo celebraban el Viernes Santo desde la seguridad de sus hogares, mientras en Japón surgían inusuales divisiones sobre cómo abordar el creciente brote de coronavirus en el país.

Políticos y funcionarios de salud pública habían advertido que los avances en la lucha contra la pandemia, obtenidos con mucho esfuerzo, no podían ponerse en peligro por relajar el distanciamiento social durante los feriados de Semana Santa. En Europa, donde estas fechas son temporada alta de viajes, las autoridades establecieron controles en carreteras y desaconsejaron las reuniones familiares.

En Japón, muchos han criticado al primer ministro, Shinzo Abe, por su lentitud para tomar medidas. La prefectura de Aichi, sede de la automotriz Toyoto, declaró el viernes su propio estado de emergencia alegando que no podía esperar a que el gobierno lo agregue a su lista.

“La situación es crítica”, señaló el gobernador de Aichi, Hideaki Omura. “Decidimos hacer todo lo posible para proteger la vida y la salud de los residentes de Aichi”.

Japón confirmó 579 nuevos contagios para un total de 5.000, con 100 fallecidos. El país tiene la población más anciana del mundo, y el COVID-19, la enfermedad provocada por el virus, puede ser especialmente grave en los mayores.

En una muestra de lo rápido que el coronavirus ha doblegado a las economías mundiales, 16,8 millones de estadounidenses perdieron su trabajo en apenas tres semanas. Y se esperan todavía más despidos. La tasa de paro del país podría alcanzar el 15% en abril por primera vez desde el final de la Gran Depresión.

En Gran Bretaña, su primer ministro, Boris Johnson, salió de la unidad de cuidados intensivos del hospital de Londres donde estaba siendo atendido por el virus. La salud del político, de 55 años, había empeorado a principios de semana mientras su país enfrenta su peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial.

En todo el mundo, se superaron los 95.000 fallecidos y el número de casos confirmados llegó a 1,6 millones, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins. Pero se cree que la cifra real sería mucho más alta por la cantidad limitada de pruebas que se realizan, la diferencia de criterios para contabilizar a los muertos y la ocultación de datos por parte de algunos gobiernos.

Estados Unidos parecía encaminado a superar a Italia como el país con más decesos en los próximos días. Sin embargo, en proporción a su población, Estados Unidos tendría aproximadamente una sexta parte de las de Italia y España, dos de los países más castigados del mundo.

También hubo algunos indicios positivos: Corea del Sur reportó apenas 27 casos nuevos en su noveno día con menos de 100; California registró su primer descenso diario en hospitalizaciones en cuidados intensivos desde el inicio del brote, y Australia y Nueva Zelanda tuvieron esta semana un descenso constante en la cifra de contagios.

Pero un repunte de los decesos en Gran Bretaña y Nueva York indicó que la batalla está lejos de terminar.

La pandemia supone una amenaza a la seguridad internacional y la paz, dijo el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, en una reunión del Consejo de Seguridad a puerta cerrada en la que añadió que puede suspender los esfuerzos para resolver conflictos, envalentonar a insurgentes e incluso ofrecer un mapa de ruta para un ataque bioterrorista.

Ante las restricciones generalizadas a las concentraciones públicas, los principales credos religiosos celebran servicios virtuales que sus fieles pueden seguir por televisión o internet. Otros organizan oraciones en autocines, donde la gente puede permanecer dentro de sus vehículos.

Otras iglesias planean seguir adelante con su agenda, especialmente en estados como Texas, donde el gobernador declaró que los actos religiosos son “servicios esenciales”. Una iglesia de Houston instaló lugares para lavarse las manos y reorganizó el templo, con capacidad para 1.000 personas, para albergar a apenas 100 con dos metros (seis pies) de separación entre ellas.

El papa Francisco oficiará la misa de Viernes Santo en una Basílica de San Pedro prácticamente vacía en lugar de la vasta plaza exterior. En Inglaterra, el arzobispo de Canterbury ofrecerá su sermón de Pascua en video.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei sugirió el jueves que la concentraciones multitudinarias podrían quedar prohibidas durante el mes sagrado del islam, el Ramadán, que se celebra entre finales de abril y mayo.

En la mayoría de los pacientes de COVID-19, el virus provoca síntomas leves y moderados como fiebre y tos, pero en otros, especialmente mayores y personas con enfermedades previas, puede derivar en neumonía e incluso en la muerte. Casi 335.000 personas se han recuperado ya, según el conteo de Johns Hopkins.



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