Investigaciones de BBC Monitoring (la unidad que monitorea los medios globales) encontró que el número de seguidores de páginas que comparten contenido antivacuna en francés aumentó en 2020, de 3,2 millones "me gusta" a casi 4,1 millones.
Francia es uno de los países del mundo con más escepticismo hacia las vacunas, caldo de cultivo para difusión de información falsa por parte de activistas antivacunas de línea dura, según escribe la especialista en temas de desinformación de la BBC, Marianna Spring.
En sus ratos de ocio, a Gilles le encanta ver películas de ciencia ficción y leer bandes dessinées -historietas en francés-.
También ayuda a administrar un grupo en Facebook orientado hacia temas de conspiración que cuenta con 50.000 miembros, muchos de los cuales difunden falsedades sobre el coronavirus.
«Sentí en mis entrañas que todo este asunto era exagerado y equivocado», dice Gilles. Él no niega -como otros en el grupo- que la covid-19 sea real. En cambio, alberga sospechas vagas sobre la enfermedad, curas potenciales y supuestos encubrimientos.
Y, por los mensajes que ha visto en el grupo, tampoco quiere una vacuna contra la covid.
Teme, a pesar de toda la evidencia científica, que las vacunas han sido desarrolladas demasiado rápidas para ser seguras. Gilles es parte de un panorama más grande.
Auge en las redes sociales
El grupo en Facebook que Gilles ayuda a administrar es sólo un ejemplo de una tendencia más amplia: un aumento de contenido antivacuna en francés en las redes sociales durante el último año.
Investigaciones de BBC Monitoring (la unidad que monitorea los medios globales) encontró que el número de seguidores de páginas que comparten contenido antivacuna en francés aumentó en 2020, de 3,2 millones «me gusta» a casi 4,1 millones.
Estas páginas no abordan cuestionamientos médicos legítimos, están a leguas de las actuales discusiones científicas y políticas que se llevan a cabo en Europa y otras partes.
Están manejadas, en cambio, por personas que han resuelto firmemente ir en contra de las vacunas y que difunden delirantes rumores falsos de vacunas que matan a millones, contienen dispositivos de rastreo, o que alteran nuestro ADN.
Las páginas antivacuna en francés también tienden a mezclar mensajes contra el sistema. Muchas de las discusiones giran en torno a la preocupación de que las inoculaciones de covid podrían volverse obligatorias, con las comunidades disidentes y opuestas temiendo que la democracia francesa se verá reemplazada por la llamada «dictadura sanitaria».
Actualmente, las vacunas contra la covid-19 no son obligatorias en Francia, aunque por ley se exige que los menores sean vacunados contra algunas enfermedades.
Facebook afirma estar investigando los grupos y páginas señaladas por la investigación de la BBC y dice haber retirado 12 millones de segmentos de desinformación dañina sobre la covid-19 y vacunas aprobadas.
«La semana pasada anunciamos medidas adicionales para frenar la propagación de desinformación dañina en grupos», declaró un portavoz de la compañía, «incluyendo la restricción del alcance de aquellos que violan nuestras reglas».
En el grupo que administra Gilles, las descabelladas teorías de conspiración falsas aparecen al lado de mensajes que expresan opiniones más moderadas, como la oposición a que las vacunas sean obligatorias.
Él no está de acuerdo con el contenido extremo, pero dice que le resulta difícil desechar todos los mensajes objetables.
Contraataque
Pero hay otros que están haciendo lo posible para luchar contra la ola de conspiraciones antivacuna. Han creado sus propias páginas en Facebook, infiltrando los espacios en las redes sociales donde abundan las falsedades.
Marie -un pseudónimo- dirige un grupo de voluntarios que promueven los mensajes online a favor de las vacunas. Desea mantener su anonimato por temor a su seguridad.
«Sufrimos muchas amenazas de muerte», explica, un tanto alterada, desde su casa en París, «de personas en las redes sociales que leen nuestra página y no les gusta lo que ven».
Le pregunté por qué continúa cuando tiene que enfrentar ese abuso.
«Amo la ciencia», contesta, «y odio la información falsa».
Su página en Facebook ofrece a sus seguidores información exacta sobre las vacunas, les insta a que debatan con las personas e incluso que las persuadan de que se vacunen.
Historia y libertad
Esta batalla por la verdad está en furor en todo el mundo, pero es particularmente virulenta en Francia.
Según un sondeo de Ipsos realizado el año pasado, apenas el 40% de la población francesa estaba dispuesta a recibir la vacuna contra covid-19, aunque un estudio más reciente indica que ese número ha aumentado a más de la mitad.
Sin embargo, Tristan Mendes France, un profesor universitario que ayuda a administrar un sitio llamado Conspiracy Watch, sigue preocupado por las cifras. Hace 15 años, dice, los sondeos indicaban que aproximadamente sólo una décima parte de la población francesa era escéptica en torno a las vacunas.
«Es importante diferenciar entre los que son escépticos de las vacunas y los que son absolutamente antivacunas», expresa.
«En su opinión, el movimiento antivacunas online ha prosperado en Francia en particular porque se aprovecha de un escepticismo preexistente contra la autoridad y las empresas farmacéuticas.
No sólo se trata de las teorías de la conspiración online. Según Medes France y otros expertos, el escepticismo de las vacunas tiene raíces más hondas y complicadas: una combinación de una profunda desconfianza en el Estado, una pasión por la libertad personal y fracasos históricos.
El país atravesó un verdadero escándalo de vacunación en 2009. El gobierno francés compró suficientes dosis de la vacuna contra el virus H1N1 de «gripe porcina» para inocular a toda la población.
Costó más de US$700 millones, pero con sólo unos cuantos cientos de muertes por gripe porcina en el país, muchos no quisieron vacunarse. Lo consideraron un enorme desperdicio de dinero.
En las semanas recientes, Francia fue uno de varios países europeos que suspendieron el uso de la vacuna Oxford-AstraZeneca por temores en relación con coágulos en la sangre.
Los entes médicos reguladores de Reino Unido y la Unión Europea concluyeron que no hay evidencia de que la vacuna produzca coágulos y que la inyección es segura y efectiva.
Pero se ha convertido en otra noticia utilizada por los activistas antivacunas franceses para promover su narrativa conspirativa.
Médico polémico
Por otro lado está el llamado «efecto Didier Raoult».
Raoult es un médico famoso en Francia, destacado por su intelecto y opiniones sin pelos en la lengua.
«En nuestro país es un crimen ser inteligente. Es muy difícil para mí no ser inteligente. Pido disculpas», dijo soltando una risa al hablar desde su instituto de investigación en Marsella.
A pesar de su otrora reputación estelar en investigación científica, el doctor Raoult causó polémica cuando abogó por el uso de un fármaco llamado hidroxicloroquina para tratar el coronavirus.
Sus afirmaciones fueron repetidas por Donald Trump, pero carecían de evidencia científica. El incidente resultó en la emisión de una queja formal de sus pares en la comunidad médica.
Aparte de la controversia por el fármaco, el doctor Raoult se ha convertido -involuntariamente- en un héroe de los activistas de línea dura que promueven las conspiraciones antivacunas. Citas ficticias que se le atribuyen falsamente al médico han estado circulando en las redes sociales.
Aunque estos mensajes son falsos, el doctor todavía alberga opiniones polémicas sobre las vacunas. Dice que no está seguro de que las personas menores de 65 deberían vacunarse contra la covid-19. Eso a pesar de los beneficios señalados por los expertos en salud pública: las personas más jóvenes pueden ser seriamente afectadas por el virus y la vacunación en masa puede limitar las peligrosas mutaciones del virus.
Vulnerabilidad a la desinformación
El enfoque del doctor Raoult parece ser parte de una perspectiva general en la Europa francófona. A un extremo, algunas veces se desborda en el área de pensamiento conspirativo.
Gilles, el aficionado de ciencia ficción, está seguro de no querer una vacuna contra la covid-19. Es indiferente a contagiarse con la enfermedad.
«No creo que vaya a suceder nada», asegura. «Tal vez tendré síntomas de gripe, pero eso es poco probable».
La covid-19 tiene una tasa de mortalidad más alta que la gripe en todas las franjas etarias, excepto tal vez en niños menores de 12 años. Los efectos a largo plazo del coronavirus también pueden ser severos, y además es más infecciosa que la gripe.
Pero esta persistente sospecha deja Gilles -y a otros como él- vulnerable a todo tipo de desinformación.