Un trabajador corta legalmente un árbol por una empresa industrial cerca de Kisangani en el noreste de la República Democrática del Congo
Más de 100 líderes globales se han comprometido este martes a acabar con la deforestación para el año 2030, en el primer gran acuerdo de la Cumbre Climática COP26 que se celebra en Glasgow, Escocia.
Posteriormente, al menos 80 países se comprometieron a reducir en 30% las emisiones de gas metano para el mismo año.
En el primer acuerdo Brasil, donde grandes porciones de la selva amazónica han sido taladas, está entre los países firmantes.
Este acuerdo incluye una financiación que alcanza los US$19.000 millones de parte de fondos privados y públicos.
Sobre el acuerdo de metano, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que podría ser revolucionario.
Deforestación
Pero no todo es optimismo sobre el plan contra la deforestación: expertos le han dado la bienvenida al pacto global, pero advirtieron que un acuerdo similar firmado en 2014 «falló en su intento de detener la deforestación» y esos compromisos, ya adquiridos, deben cumplirse.
Ahora, ¿por qué es importante detener la deforestación? Porque los bosques no puedan absorber las cantidades necesarias de CO2 para reducir el cambio climático.
La cumbre, que tendrá una duración de dos semanas y que se desarrolla en la ciudad escocesa, es vista como crucial para controlar el cambio climático.
Los países que han suscrito este acuerdo -incluyendo Canadá, Brasil, Rusia, Colombia, Bolivia, Chile, Estados Unidos, la República Democrática del Congo- cubren el 85% de los bosques que hay en el planeta.
Mucho de ese dinero se le dará a los países en desarrollo para restaurar las tierras afectadas por la deforestación, acabar con los incendios forestales y apoyar a las comunidades indígenas que protegen estos territorios.
Además, los gobiernos de 28 naciones también se comprometieron a acabar con la deforestación para la producción de alimentos de exportación -como la carne- u otros productos agrícolas como el aceite de palma, soya y cocoa.
Este tipo de industrias son causantes de una parte de la pérdida de los bosques debido a que son talados para dejar espacio para la ganadería o para crear área suficiente para monocultivos.
Más de 30 importante firmas financieras a nivel mundial se han comprometido a no financiar más proyectos que estén relacionados con la deforestación.
También se creará un fondo para proteger el segundo bosque tropical más grande del mundo: la cuenca del Congo.
Para el profesor Simon Lewis, de la Universidad College de Londres, la firma del acuerdo es «una buena noticia que haya un compromiso político para acabar con la deforestación de tantos países y sobre todo, que haya un dinero que respalde ese empeño».
«Sin embargo, ese acuerdo ya se había dado en 2014, y no ha hecho nada por detener la deforestación en la actualidad».
¿Qué falló en 2014?
- La Declaración de Nueva York sobre los Bosques fue un acuerdo voluntario y legalmente no vinculante sobre la deforestación en 2014
- Apuntó a la mitad de la deforestación para 2020 y detenerla para 2030, y 40 gobiernos finalmente se adhirieron. Pero algunos países clave como Brasil y Rusia no estaban entre ellos.
- Pero el acuerdo falló, según un informe de 2019, que decía que la deforestación aún continuaba a un ritmo alarmante.
Tal vez la gran diferencia con el pacto de deforestación firmado en Escocia sean los países que sí están involucrados.
Por ejemplo, Indonesia es el principal exportador de aceite de palma en el mundo, un producto que se puede encontrar desde el champú hasta pasteles.
Sin embargo, producirlo significa decena de miles de hectáreas taladas para sembrar la palma donde se extrae este aceite.
Mientras tanto, otro firmante, Rusia, tiene casi la quinta parte de los árboles que hay en el planeta, que logran absorber 1.500 millones de toneladas de dióxido de cárbono al año.
Y también está Brasil, donde está ubicada gran parte del Amazonas, la selva más grande del mundo, que ha sufrido una acelerada deforestación desde la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia de este país.
Sobre este punto ha surgido una duda: ¿se puede confiar en Bolsonaro para llevar a cabo este plan?
El secretario de Medio Ambiente de Reino Unido, George Eustice, dijo al respecto: «Vamos a estar seguros cuando los países se comprometan con el plan».
«La última vez que se hizo un pacto similar, en 2014, no estaban ni Brasil, ni Rusia, ni China. Por eso, que Brasil haya firmado significa un gran paso en este objetivo».
El presidente de EE.UU. Joe Biden, señaló que «está confiado» de que los objetivos de este pacto se puedan lograr.
«Lo que tenemos que hacer es sumar intenciones y hacer lo correcto. Lo podemos lograr».
Área de riesgo
Ana Yang, directora ejecutiva de Chatham House Sustainability Accelerator, quien coescribió el informe Repensar la Amazonía brasileña, dijo: «Este acuerdo involucra a más países, más jugadores y más dinero. Pero lo clave está en los detalles que aún necesitamos ver».
Yang señaló que era un «gran bloque en construcción» la misión de mantener los aumentos de temperatura global por debajo de 1,5 °C.
A lo que agregó que muchas personas que viven en la Amazonía, incluso en sus áreas urbanas, dependen del bosque para su sustento y necesitan apoyo para encontrar nuevos ingresos, agregó.
Tuntiak Katan, de la Coordinación de Comunidades Indígenas de la Cuenca Amazónica, dio la bienvenida al acuerdo y dijo que los fondos deben invertirse en apoyar a las comunidades indígenas que pueden administrar y proteger los bosques.
Katan, un indígena Shuar de Ecuador, dijo a la BBC que las comunidades indígenas protegen globalmente el 80% de la biodiversidad del mundo, pero enfrentan amenazas serias contra su vida.
«Durante años hemos mantenido nuestra forma de vida y eso ha protegido los ecosistemas y los bosques. Sin nosotros, ningún dinero o política puede detener el cambio climático«, dijo.
Los árboles son una de las principales defensas en un mundo que se calienta. Absorben el dióxido de carbono de la atmósfera, actuando como los llamados pozos de carbono. Absorben alrededor de un tercio del CO2 global emitido cada año.
Actualmente, cada minuto se pierde una zona de bosque del tamaño de 27 campos de fútbol.
Los bosques agotados también pueden comenzar a liberar CO2. Si se talan demasiados árboles, a los científicos les preocupa que el planeta llegue a un punto de inflexión que desencadene un cambio climático abrupto e impredecible.