Santo Domingo.-Asestar un golpe a las estructuras de narcotráfico que bombardean alijos de drogas por la vía marítima desde Sudamérica, requiere de una minuciosa coordinación de inteligencia y logística que involucra alrededor de 150 personas.
En una operación que inicia con la información de inteligencia, se desarrolla en torno al rastreo y que concluye con la presentación del cargamento ocupado, involucra a agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), Fuerzas Armadas, Policía Nacional y representantes del Ministerio Público en jornadas que pueden extenderse por más de 72 horas, explica el vocero del organismo Carlos Devers.
Luego de que el organismo antinarcóticos recibe la alerta internacional sobre el movimiento de alguna embarcación sospechosa, se activa un protocolo que, al cruzar aguas territoriales dominicanas, se dispone el seguimiento a la traza de la misma dependiendo de donde surge la alerta, ya sea del sur o este de la isla.
Mientras la narcolancha ingresa a aguas jurisdiccionales dominicanas, se coordinan los equipos marítimos, aéreos y terrestres apoyados por equipos de radiofrecuencia y geolocalización, además de un grupo de analistas que monitorean la situación desde el Centro de Mando y Control de la DNCD.
En la mayoría de los casos un avión Super Tucano de la Fuerza Aérea de República Dominicana (FARD) sobrevuela la zona para luego pasar las coordenadas a un helicóptero que brindará apoyo a lanchas rápidas y un buque de la Armada de República Dominicana (ARD) para tratar de interceptar a los narcotraficantes.
Además de las unidades aéreas antes descritas, la ARD dispone entre tres y cuatro lanchas rápidas que puede abordar seis o siete personas y con capacidad para 450 galones de combustible para la persecución y rastreo.
Al mismo tiempo que los equipos de búsqueda y rastreo se adentran al mar para interceptar las narcolanchas, unidades terrestres y marítimas permanecen en tierra y puerto a la espera de novedades.
Cabe resaltar que la información de inteligencia que alerta sobre la posible operación de narcotráfico puede darse con días de antelación, lo que requiere de mayor personal para vigilancia de las zonas costeras, más horas de trabajo, equipos y logística.
Artimañas
Al igual que las autoridades despliegan toda la operatividad antes descrita los narcotraficantes se valen de maniobras y artimañas para tratar de lograr el éxito de sus operaciones, cuya travesía desde Sudamérica puede tardar más de 24 horas.
Para tener una idea, los narcotraficantes dividen sus cargamentos en tres y hasta cuatro viajes, mientras que en otras ocasiones buscan reducir el costo de envió llevando toda la carga hasta alta mar y de allí tres o cuatro embarcaciones, simulando ser pescadores, reparten el alijo accediendo por distintos puntos de la zona costera del país, en una operación denominada como “medio palo”.
También los narcotraficantes utilizan herramientas tan sencillas como lonas de color azul para camuflarse en el mar y así tratar de evadir el rastreo aéreo, además de recibir información en tierra de socios a través de teléfonos satelitales y GPS.
Los lancheros reciben entre 22 mil y 25 mil dólares por la travesía, cuyo precio varía según el volumen del alijo.
Ocupación
Cuando las unidades marítimas de la DNCD y la ARD avistan las narcolanchas inicia la persecución que, en muchos de los caos, se desenvuelven en medio de tiroteos y el lanzamiento de los alijos al mar, lo que posteriormente requiere el involucramiento de más personal y lanchas para recuperar la carga narcótica antes de que “pescadores” al servicio del narcotráfico las rescaten.
La riesgosa operación requiere de personal capacitado en rescate y primeros auxilios ante cualquier novedad que pueda ocurrir.
Tal fue el caso registrado en el operativo registrado el pasado 31 de julio que concluyó con el decomiso de un cargamento de 532 paquetes de cocaína y otros 11 de marihuana, frente a las costas de la provincia Peravia, donde los cuatro ocupantes de la embarcación, tres dominicanos y un colombiano, tuvieron que ser rescatados en aguas del mar Caribe luego de que la embarcación en la que pretendían introducir dicho alijo zozobró durante la persecución.
Tras neutralizar de la embarcación y arrestar a los individuos, las autoridades proceden a remolcar la narcolancha hasta el puerto más cercano en una operación de custodia con apoyo de unidades aéreas.
Ya en puerto, el Ministerio Público inicia el protocolo de conteo de la carga narcótica en presencia de los detenidos, se introducen y sellan en fundas de evidencias, para luego levantar las actas para el traslado en convoy a la sede de la DNCD.
Posteriormente, el alijo es introducido en una bóveda en el organismo antinarcóticos hasta ser presentada a los medios de comunicación en rueda de prensa y por último es enviada en cadena de custodia al Institución Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), donde es analizada para determinar su tipo y peso exacto.
Cabe destacar que las fundas de evidencia son únicas y contienen un número para identificar el caso y sólo se deben abrir previo al destino final de la sustancia, que es una bóveda en el Inacif, donde cada jueves es recogida por el Ministerio Público para su incineración en presencia de autoridades.
Estadísticas
En lo que va de año las autoridades han logrado ocupar, sólo en intervenciones marítimas, alrededor de 10 toneladas de cocaína y más de mil libras de marihuana.
Los meses de marzo y julio son los que registran mayores interceptaciones de lanchas que han intentado introducir alijos a territorio dominicano con cuatro por cada mes, respectivamente.
La Direccción Nacional de Control de Drogas resalta que la cooperación internacional por la confianza en las autoridades locales han sido claves en el éxito de las operaciones contra el narcotráfico en los últimos años.
90 Por ciento.
De las embarcaciones cargadas con cocaína que han sido interceptadas este año provienen desde Colombia.
Drones
— Apoyo
Estados Unidos ha dispuesto aviones no tripulados para apoyar en la vigilancia en el Caribe contra el narcotráfico, además de agentes que asisten en muelles del país para perfilar los cargamentos sospechosos.