Acuerdos por escrito que reglamentan nuestras vidas financieras, comerciales, de trabajo. Pero también los hay para las relaciones personales aunque no haya firmas de por medio. Son contratos álmicos. Cosas que esperamos, que nos prometemos tanto en relaciones de amistad como de pareja. Ambas partes se comprometen y están de acuerdo en dar lo mejor de sí. El que una sola de las partes no esté de acuerdo en el vínculo bastaría para la disolución. Unos no lo externan, sino que dejan morir la llama de lo los unió, la otra parte muchas veces insiste en la permanencia, pero ya no es igual.
Darnos cuenta, revisar las cláusulas de nuestras relaciones cada cierto tiempo es vital. No dar por sentado que siempre estamos actuando bien. Se acerca el final de año y muchos contratos de relaciones, de amistad y pareja serán renovados, otros disueltos, algunas cláusulas modificadas, porque nos transformamos. Contratos que se cumplen porque nada es eterno.