El presidente Abinader ha hecho enormes esfuerzos en pro de la mejoría de la situación eléctrica del país. La generación energética continúa con una expansión favorable, sobre todo en cuanto a las energías renovables.
Así mismo hay planes concretos en cuanto a las inversiones necesarias para adecuar las redes de distribución acorde con la demanda del mercado y la oferta incrementada.
Pero donde aún falta todo por a hacerse es en el hoyo negro que constituyen las llamadas distribuidoras eléctricas Edenorte, Edesur y Edeeste.
Las pérdidas técnicas y operacionales de estas empresas, que vienen sosteniendo a lo largo de hace demasiados años, llegó en el 2022 a representar un 39 % de la energía adquirida. Este porcentaje se subdivide en un 32 % por energía comparada por las distribuidoras no facturadas y el restante 7 % a energías facturadas no cobradas. Toda una debacle de gestión.
Este hoyo negro de pérdidas sin cesar representó el año pasado un subsidio de parte de las finanzas públicas del equivalente a unos US$1,500 millones o lo que sería igual, a un estimado de RD$82,500 millones.
Este enorme monto en si también representa una proporción importante del endeudamiento público puesto que, si dichos valores no fuesen requeridos para tapar el hoyo, pudieran estar destinados a sectores tan prioritarios como la salud u otras necesidades sociales de la población.
La gran incógnita que surge de todo esto es que podría hacerse para disminuir sensiblemente este subsidio tan grande.
En primer lugar, estaría un plan sostenido y decidido de mejora en las redes minoritarias de distribución por localidades, barrios y manzanas.
Existe la tecnología y su implementación ya sido probado en algunos puntos muy definidos del país. En segundo lugar, la voluntad política de implementar sistemas de cobros semejantes en muchos otros países, una especie de prepago de energía.
Si no se toman medidas como las antes descritas, junto a muchos otras, el país seguirá sangrando por este hoyo, que a su vez tapa enormes deficiencias empresariales de empleomanías supernumerarias e ineficiencias sostenidas.
Así como el próximo cuatrienio gubernamental podría ser el espacio para procurar un equilibrio en las finanzas públicas, por igual pudiera ser el cuatrienio de tapar el hoyo negro de nuestra economía.