La empresa ratificó su "plena confianza" en la seguridad del modelo, pero recomienda no utilizarlo "por precaución y para tranquilizar al público que volaba".
Una de las consecuencias que tendría la economía mundial es que los consumidores podrían dejar de hacer entre 40 y 50 por ciento de sus gastos discrecionales, incluyendo viajes y restaurantes, según dio a conocer la firma global de consultoría McKinsey.
Los socios de la firma hablaron en esos términos en el artículo “Safeguarding Lives and Livelihoods”: the imperative of our time”, el cual busca medir el impacto medir el impacto de la pandemia sobre la economía mundial a través de dos dimensiones: el impacto económico de la propagación del virus y el impacto económico de las repercusiones de las respuestas de salud pública.
Según el artículo, que busca explicar la importancia de logar un balance entre salvar vidas y salvar el sustento de las personas, la caída de los gastos discrecionales de los consumidores se traduce a una reducción aproximada del 10 por ciento del Producto Interno Bruto
“Esta situación no tiene precedentes en la historia moderna”, resalta la publicación.
Mientras que en Europa y Estados Unidos las cuarentenas y otros esfuerzos para controlar el virus pueden llevar a la mayor caída trimestral de la actividad económica desde 1933.
Impacto de la propagación del virus
Con respecto a la propagación del virus el artículo plantea tres posibles modelos de intervención y resultados, como son: una fuerte respuesta del sistema de salud pública que logra controlar la propagación del virus en cada país en un plazo de dos a tres meses y permite que el distanciamiento físico se puede ir relajando gradualmente en poco tiempo.
En segundo lugar, la respuesta del sistema de salud pública funciona al comienzo, pero el distanciamiento físico debe continuar (regionalmente) durante varios meses adicionales para evitar el resurgimiento de otro brote viral. Y tercero, la respuesta del sistema de salud pública no logra controlar la propagación del virus durante un período extendido de tiempo, que puede ser hasta que esté disponible la vacuna, o se alcance la inmunidad colectiva.
Sobre las repercusiones y la respuesta de las políticas públicas la firma McKinsey identifica tres niveles de eficacia: el primero es el ineficaz, donde las dinámicas de la recesión empiezan a hacer efecto, se producen quiebras e impagos de deudas y hay una potencial crisis bancaria. El segundo nivel corresponde a una respuesta parcialmente eficaz, ahí las políticas públicas compensan hasta cierto punto el daño económico y se evita una crisis bancaria, pero los altos niveles de desempleo y el cierre de empresas opacan la recuperación.
La tercera es la respuesta muy eficaz que ocurre cuando la fuerte respuesta de las políticas impide el daño estructural de la economía, una fuerte recuperación después de controlar el virus permite que la economía regrese a los niveles precrisis, según las reglas básicas de la economía.
“Al combinar estos tres arquetipos de propagación del virus y los tres grados de efectividad de las políticas económicas, se definen nueve escenarios posibles. Muchas personas esperan que se materialicen escenarios en los que la propagación de covid-19 logra controlarse y se evita un daño estructural de la economía”, especifica el texto.
Para los consultores los escenarios donde la propagación de coronavirus logra controlarse describen un promedio mundial, aunque los detalles variarán inevitablemente de un país a otro y de región a región. Pero esos escenarios llevan a recuperaciones en forma de V o de U.
Según los expertos también se pueden concebir otros escenarios más externos, donde ocurran cosas peores que produzcan un daño estructural a la economía, debido a la propagación del virus durante más de un año o hasta que se disponga de una vacuna, combinado con la ausencia de políticas que impidan las quiebras a escala mundial, el desempleo y una crisis financiero.
En ese sentido proponen a los Gobiernos a moverse de manera ágil para establecer protocolos de conducta que les permitan a las autoridades levantar algunas de las medidas de confinamiento total.
“Esto solo funciona si también cuentan con mecanismo aceptables de aplicación, de forma que no se corra el riesgo de plantear exigencias socialmente inaceptables”, insisten.
También abogan por protocolos dinámicos y hechos a la medida, los cuales son técnicamente posibles, ya que la tecnología y el análisis de datos pueden ayudar a rastrear y predecir los niveles de amenaza de la infección en segmentos y áreas de población vulnerable. Así como los protocolos y las intervenciones de salud pública se pueden ajustar de manera dinámica para ofrecer protección cuando y donde se necesite.
La firma McKinsey establece que con esos protocolos las cuarentenas podrían levantarse más rápido, para más gente y en más lugares, mientras siguen manteniendo la efectividad de las intervenciones del sistema de salud pública para controlar el virus. Además de una mayor disposición de kits de pruebas y equipo de protección.