Hace diez días conversaba con el amigo Ángel Rivas sobre la posibilidad de que China también construya instalaciones deportivas dentro de las nuevas relaciones diplomáticas y comerciales con República Dominicana.
Ello a propósito de un moderno campo de fútbol levantado en Trinidad y Tobago y otro de béisbol en Costa Rica, construidos por los chinos.
Al margen, ayer se abrió en Colombia el estadio Edgar Rentería, que será el escenario del béisbol en los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe a realizarse del 19 de julio al 3 de agosto. Rivas, quien es hombre de voleibol, me dijo que lo que más convenía era levantar un estadio de béisbol moderno en los terrenos del antiguo Teatro Agua y Luz. donde hay suficiente espacio para un edificio de parqueos y adonde confluyen las vías del Metro.
Un reportaje del periodista Aldalberto de la Rosa, “Diario Libre”, me acabó de convencer. ¿Cuál es el afán de preservar ese espacio lleno de malezas, transacciones confusas, y siendo un símbolo de la dictadura trujillista, que hace rato no rinde ninguna labor social a la capital dominicana.
Un play moderno rescataría la zona. Es más, hasta me transaría con ponerle como nombre “Estadio Agua y Luz”. Recuerdo que la última vez que estuve por ahí fue en una fiesta de graduación con el maestro Félix del Rosario.