La actitud y conducta del Gobierno dominicano frente a la compleja situación desatada a raíz de la sentencia No. 168-13 del Tribunal Constitucional deberá ser objeto de estudio por parte de las ciencias políticas en el futuro cercano.
El manejo de las tensiones y conflictos de puntos de vista sobre la misma, la resistencia a presiones internacionales, el apego irrestricto al respeto de nuestro ordenamiento constitucional así como a la garantía de los derechos humanos, todo ello desde la apertura al diálogo y la búsqueda de una solución pactada ha sido una extraordinaria muestra por parte del presidente Danilo Medina de que el arte de gobernar es, precisamente, trabajar en la producción de consensos.
Ha sido una magnífica oportunidad para ilustrar de forma práctica la visión de lo público como espacio de construcción de acuerdos sociales y políticos, de transacción y afinamiento de matices para producir soluciones de interés común desde un liderazgo responsable, comprometido, dialogante, mesurado y articulador.
Cuando esta coyuntura haya quedado definitivamente superada, los estudiosos del arte de la política, del arte de gobernar, contarán con abundantes datos acerca de cómo han sido procesados los conflictos y dificultades, las amenazas y riesgos manteniendo siempre el apego a principios y valores de nuestra democracia y logrando producir un acuerdo legítimo entre los principales actores del liderazgo social, político e institucional del que saldrán fortalecidas nuestra institucionalidad y nuestra cultura democrática.
Todavía faltarán aspectos por resolver, procedimientos y mecanismos por fortalecer. Seguramente habrá matices y desacuerdos menores con respecto a lo que habrá de resultar de este proceso.
Pero la forma en que ha sido abordado todo el asunto dejará una huella importante en la construcción de una sociedad más democrática y justa.