Todo ciudadano, según nuestra Constitución, tiene derecho a elegir y a ser elegido. Pero aspirar no es una moda. Muchos de los nuevos aspirantes a cargos electivos: regidor, alcalde, diputado, senador y hasta a la Presidencia de la República, no tienen la más mínima formación profesional ni política.
De ahí que si por un caso fortuito alcanzan una de esas posiciones, no sabrían qué hacer. El liderazgo político de nuestro país tiene que renovarse, pues no podemos seguir eligiendo a más de lo mismo.
Los partidos políticos deben de preocuparse por tener escuelas políticas para la formación y capacitación de los nuevos aspirantes, pues muchas veces escogen a ciertas figuras porque simplemente les garantizan una posición por la gran cantidad de recursos que ostentan, sin importar el origen de los mismos, desplazando a los verdaderos dirigentes.
Un aspirante a alcalde debe ser un gerente, que además de su formación política, debe tener conocimientos en administración, saber cómo se prepara un presupuesto, conocer todo lo relativo a la ley 176-07 sobre municipios, presupuesto participativo, transparencia y rendición de cuentas.
Todos los aspirantes, además de su capacidad, honestidad y la vocación de servir al país, lo primero que deben saber es cuáles serán las funciones, responsabilidades y obligaciones que les corresponden, así como las leyes que los rigen, pues al Estado se va a servir, no a servirse de él.
Deben dominar la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, el Mapa de pobreza del país, los índices de insalubridad, de muerte materno infantil, de desempleo y analfabetismo, sobre el manejo de los desechos sólidos, seguridad social, género, transporte, cultura, medio ambiente y recursos naturales, planeamiento urbano y la ley de Ordenamiento Territorial y Usos de Suelos; sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, los problemas migratorios y todos los temas de la agenda nacional.
El hecho de que alguien haya brillado como pelotero, merenguero, bachatero o bailarín, no garantiza que será un buen gerente. Los liderazgos deben ser construidos a base del servicio comunitario, sacrificio, participación y responsabilidad, no a base del dinero.
Mientras se continúe actuando de esta manera se estará contribuyendo con la mediocridad, ineficiencia, ineptitud, cualquierización y con el desorden administrativo, provocándole un gran daño al sistema político dominicano, al nuevo liderazgo y a la democracia.
Decimos esto para que eviten ser involucrados en escándalos por un mal uso de los recursos públicos, pues aunque no existan muchos ejemplos, la peor de las condenas es la moral, pues siempre quedará una mancha indeleble.