Los seres humanos respiramos por la nariz, es la manera normal de proporcionar oxígeno a los tejidos de nuestro cuerpo, sin embargo en algunas ocasiones nos vemos obligados a respirar por la boca, cuando estamos muy congestionados en las fosas nasales, mientras hacemos ejercicios, entre otros. Durante dichos momentos no es dañino respirar por la boca pero cuando se convierte en un hábito constante si puede generar efectos negativos al organismo.
La respiración bucal puede producir un ambiente de resequedad extrema en la boca lo cual desencadenará un mayor índice de caries. La disminución de la humedad salival provoca halitosis (mal aliento) y enfermedades periodontales, ya que la saliva no ejerce su función de barrido y aumenta el desarrollo bacteriano.
Otra consecuencia es la asimetría facial, supuestamente suele darse porque al respirar por la boca mientras se está masticando algún alimento, solo se mastica de un lado debido a que no se puede obstruir el pasaje del aire y el lado de preferencia durante la masticación se desarrolla más en tamaño que el opuesto.
La mal oclusión dental es otra consecuencia de la respiración bucal, estos pacientes al no cerrar los labios para tragar ejercen un poco de fuerza con la lengua sobre los dientes antero inferiores provocando una mordida abierta anterior, es decir que los dientes antero superiores no contactan con los inferiores cuando se ocluye.
La respiración bucal también suele ocasionar trastornos en el sueño, tales como terror nocturno, hiperventilación, ronquido e insomnio.
Es importante destacar que muchos pacientes respiran por la boca porque se le es imposible realizarlo por la nariz debido a trastornos que desconocen o simplemente que no pueden resolver por sí mismos, si este es su caso es bueno que acuda a un otorrinolaringólogo para un diagnóstico y tratamiento.
Dios le bendiga abundantemente.
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