Ante recientes hechos de violencia, delitos, que han ocurrido en nuestra sociedad y conmocionado, por tratarse de figuras relacionadas a los medios de comunicación, familiares, conocidos y relacionados a éstos decían: “pero sí yo conocía a esta persona y no es capaz de tal cosa”.
Pero en realidad, ¿conocemos realmente las personas de nuestro entorno? ¿Nos conocemos nosotros mismos y nuestra manera de reaccionar ante una situación, si la emoción nos abrasa?
Por supuesto, estas acciones delictivas no son justificables. Pero las sombras habitan en todos nosotros y podemos revelarlas o no según lo que le hayamos dado fuerza.
Las aristas y motivaciones que mueven a un ser humano, solo las conoce en su totalidad él mismo. El entorno solo ve una pequeña parte del mismo.
Conocerse a sí mismo es un arte. Conocer a otros es un reto. No dejar que las emociones en un descontrol nos lleven a algo indeseado o irreparable es un desafío. Observar lo que resuena en mi, observar y darle un buen lugar y no encadenarme a un juicio.