O los médicos dominicanos están al otro lado de la ladera de Babia (en León, España) o no han tenido la vista profunda para mirar más allá de esas empinadas nada parecidas al Kilimanjaro, alturas regada su fama por Hemingway. Pero lo cierto es que hay que seguir adelante, con o sin pandemia.
Despierta los ojos que los congresos médicos que se realizarán en República Dominicana este año han sido programados de forma presencial, en su mayoría. Apenas unos cuatro de forma virtual. Y empiezan ahora en marzo.
Llama la atención debido a que esos eventos congregan al menos unas 300 personas y los hay en número hasta mil. Esto, con la suma de médicos, personal de apoyo y representantes de casas comerciales.
A tomar en cuenta: las políticas sanitarias prohíben reuniones numerosas, científicas, religiosas, sociales y de toda índole.
Pero hay una realidad, la ciencia debe seguir en el vórtice del conocimiento, más ahora que se requiere mayor conocimiento de vacunas, terapias, protocolos y otras herramientas para vencer lo antes posible al COVID-10.
Sobrepasan los 20 los congresos médicos programados para este año en el país, número algo menor que los cerca de 40 de cada año.
Ese nicho constituye una industria científica y comercial donde los galenos actualizan conocimientos, las casas comerciales contactan sus prescriptores y las agencias organizadoras de eventos, hoteles y locales de reuniones obtienen sus ganancias. No se pueden parar. Nunca.
Hay que seguir. Lo que habría que ver es si el 90 por ciento de estos eventos se realizarán de forma presencial, como están pautados ahora. Seguro habrá sus reformulaciones en el camino ante las reglamentaciones sanitarias y los riesgos de contagios. Sabias son las sociedades médicas científicas para cotejar la carga en el camino. Hay que seguir adelante con el conocimiento científico.
“Vamuarriba”.