SANTO DOMINGO.-Aunque se trata de un Estado fallido, al parecer en Haití por lo menos el Congreso desarrolla con mayor independencia del Poder Ejecutivo su función de fiscalizar y supervisar las actuaciones de los funcionarios.
Esa autonomía quedó demostrada el 14 de junio de este año cuando el ex primer ministro, Jack GuyLafontant se vio en la obligación de renunciar al cargo ante la inminente interpelación que le haría horas después la Cámara de Diputados que lo obligaría a saltar del cargo.
Un estallido violento tras él anunciar un aumento en el precio de los combustibles de hasta un 51% propuesto por el Fondo Monetario Internacional fue la causa de su citación ante la Cámara Baja.
Mito en Congreso RD
Esta acción normal en cualquier democracia donde funciona el peso y el contrapeso de los poderes es todo un mito en el Congreso dominicano donde no ha ocurrido ninguna interpelación contra funcionarios en la última década pese a una larga lista de escándalos y ser una atribución constitucional.
Pero mucho menos funciona correctamente el Poder Legislativo en atribuciones tan simples como los cuestionamientos a solicitudes que requieren su aprobación hechas por el Ejecutivo.
Diferencia en fuerzas
Sin embargo, la independencia del Congreso haitiano que escasea en el dominicano frente al Ejecutivo radica en la correlación de fuerzas en los hemiciclos de ambas naciones.
Al someterse a la interpelación, Jack GuyLafontant, sabía que el partido del presidente Jovenel Moise no tenía la fuerza suficiente para hacer una votación mayoritaria que lo mantuviera en el cargo.
En ese hemiciclo, de 119 diputados el Partido Haitiano TètKale (PHTK) al que pertenece Moise apenas cuenta con 26 votos en una composición donde hay 21 representaciones partidarias distintas y nadie cuenta con mayoría simple ni calificada.
Mayoría, pero no basta
El oficialista PHTK es la organización que tiene la mayor fuerza, pero no la suficiente para imponer ninguna medida de trascendencia que requiera el visto bueno de los legisladores.
Todo esto se contrapone al caso dominicano donde el partido gobernante, sin contar los aliados, cuenta con una matrícula de 106 representantes de un total de 190 escaños. La situación más extrema se da en el Senado donde casi el 100% de la matrícula criolla es oficialista, mientras que en el del vecino país hay 11 partidos diferentes ninguno sin mayoría.
Necesario contrapeso
“Es evidente que en el ejercicio democrático dominicano se necesita que cada día el Congreso cumpla con su rol de contrapeso porque al final de la jornada eso beneficia a todos los dominicanos, incluso, al mismo oficialismo”, considera Julio Cesar de la Rosa, presidente de la Asociación Dominicana de la Lucha Contra la Corrupcción al analizar el tema.
Sin embargo, hasta las elecciones congresuales del año 2020 no se avizora ninguna transformación en la parte institucional de ese estamento.
Constitución RD
Una atribución incumplida
— Mandato
El artículo 95 de la Constitución atribuye a los legisladores interpelar a los ministros y viceministros, al Gobernador del Banco Central y a los directores o administradores de organismos autónomos y descentralizados del Estado, así como a los de entidades que administren cuando así lo acordaren la mayoría de los miembros presentes, a requerimiento de al menos tres legisladores.
—1— Cautela
La existencia de un Congreso que no esté monopolizado eventualmente garantiza mayor fiscalización de fondos públicos manejados por el Poder Ejecutivo.
—2— Peticiones
En las ocasiones que en la última década se ha mostrado una solicitud de investigación la mayoría de los legisladores se han opuesto a las iniciativas.