El miércoles la embajada estadounidense pidió a todos sus ciudadanos salir de Haití cuanto antes por el aumento de la inseguridad y la violencia.
Los híper-nacionalistas que atosigan al presidente Abinader con su estrecha visión del problema, alegan que Estados Unidos y otras potencias están “imponiendo la solución dominicana, dejando pasar para que Haití se incendie”.
Esa innecesaria presión al gobierno resulta de la penosa confusión de causa, efecto y reacción o falta de ésta. Ese argumento paradójicamente coincide con los haitianos que culpan a extranjeros por sus desgracias. Haití se disuelve porque falta legalidad por la incapacidad de sus élites económicas y políticas.
A diferencia de los dominicanos que hemos construido nuestra nación, ellos han destruido la suya. Esa es la causa. El efecto es el creciente caos, violencia, pobreza y migración.
Lo que hagan o no Estados Unidos, la ONU o demás potencias es resultante de la causa y el efecto, no su designio. Esa es la falta de lógica y razonabilidad que inficiona todo el incendiario discurso de algunos híper-nacionalistas, que medran amparados por el cuco haitiano. Nuestras propias ilegalidades son más peligrosas que todo Haití junto.