Confianza democrática e institucional, base del desarrollo

Confianza democrática e institucional, base del desarrollo

Confianza democrática e institucional, base del desarrollo

Carlos Salcedo

La confianza ciudadana en sus instituciones es fundamental para el desarrollo y el sostenimiento de la democracia.
Según Latinobarómetro, menos de la mitad de los encuestados en 2021 apoya la democracia, pero solo más del 10 % en la región favorece alternativas autoritarias: 49 % apoya la democracia, 13 % el autoritarismo y 27 % es indiferente al régimen de gobierno.

Desde 2019 la democracia ha perdido 14 puntos porcentuales de apoyo. Esta disminuyó entre el año 2010 y 2018, de 63 % a principio de la década, a 48 % en 2018. Consuela que la caída se detuvo en 2020.

América Latina (AL) es la región más desconfiada del mundo. En promedio, en AL se registra un 20 % menos de confianza en las instituciones elegidas por voto popular que en Asia, África, países árabes y Euroasia (Latinobarómetro).

Los latinoamericanos no confiamos mucho en los demás. Esto por los altos grados de desorganización social y de aislamiento individual, lucha por inclusión social, trato digno y demanda de igualdad, lo que se expande al ámbito institucional.

En promedio, la Iglesia está en primer lugar (61 %), seguida de las Fuerzas Armadas (44 %); policía (36 %) y presidente (32 %). Las instituciones electorales en quinto lugar (31 %). Luego, gobierno (27 %), Poder Judicial (25 %), parlamento (20 %) y partidos políticos (13 %).

La tendencia hacia la desconfianza en nuestras democracias resulta de las crisis económicas y problemas sociales irresueltos, como la desigualdad, inseguridad ciudadana, corrupción y políticas públicas ineficientes. Contrario a lo que ocurre en nuestra región, en China la credibilidad en el gobierno ha crecido (84 %).

Hay una relación directamente proporcional entre movilidad social, mejoría en la calidad de vida, crecimiento económico, desarrollo humano y fortalecimiento institucional y la credibilidad en el gobierno.

La tendencia latinoamericana no conlleva el desprecio de la democracia y la búsqueda de otra alternativa.

La demanda ciudadana de eficiencia debe encontrar en el liderazgo político y de sociedad civil, las respuestas que impidan la decepción, la indiferencia y el mayor descreimiento democrático, pues ello haría posible el advenimiento de regímenes populistas y mesiánicos que impiden la libre expresión de las ideas, la libertad de reunión, de participación política, de movimiento y que concentran el poder, con su secuela de arbitrariedades y cercenamiento de derechos.

 



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