El hombre ha sido religioso antes que sabio. La cultura judeo-cristiana, creía poseer, en el Libro Inspirado (Eclesiastés), la suma de todo el saber.
El libro de Eclesiastés, o «El Predicador», es único en las Escrituras, y refleja un punto de vista humano, antes que uno divino. El Eclesiastés considera a Dios como lo hacen los hombres, en general, un Dios vivo y vital, una autoridad en la vida con el cual es posible mantener una relación personal. “Palabras del Predicador” (Eclesiastés 1:1).
En la Conferencia del Episcopado Dominicano, que es la Asamblea permanente de los obispos, existen grandes figuras que se resisten a ser llamados eminentes.
Fueron los primeros obispos de la CED: Mons. Octavio Antonio Beras Rojas (Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo), Mons. Hugo Eduardo Polanco Brito (Obispo de Santiago de los Caballeros), Mons. Francisco Panal Ramírez, O.F.M. Cap. (Obispo de La Vega)., Mons. Juan Félix Pepén y Solimán (Obispo de La Altagracia de Higüey) y Mons. Tomás Francisco Reilly, C.SS.R. (Prelado Nullius de San Juan de la Maguana).
Reconocer que las ideas y las acciones de esa prestigiosa institución eclesiástica ha marcado el sentido de una tremenda pastoral para nuestro país, 60 años después, en la que se conformaron las primeras provincias eclesiásticas en el país. Y ahora, 22 de septiembre, pero de 1962, cuando fue constituida oficialmente, y aprobado sus Estatutos “Ad experimentum”, por la Santa Sede, celebramos su recuerdo.
1950. El valiente inicio de la Conferencia del Episcopado, al frente de monseñor Ricardo Paolo Pittini, obispo de Santo Domingo, monseñor Panal, de La Vega y monseñor Thomás Francisco Reilly, que fue un religioso norteamericano perteneciente a la Congregación del Santísimo Redentor y primer obispo-prelado de la diócesis católica sufragánea de la arquidiócesis de Santo Domingo, en República Dominicana, desde que fue erigida como Prelatura Nullius, por el Papa Pío XII, el 25 de septiembre de 1953, junto a las diócesis de Santiago de los Caballeros y La Vega, mediante la bula Si Magna et Excelsa.
1960. Se Destaca el magnífico Programa de preparación de ministros laicos, gracias a la labor de monseñor Roque Adames, obispo de Santiago de los Caballeros, y el padre Ramón Dubert Novo, S. J. Nacido en La Coruña, España, quien se radicó en el país, en 1962. Entre el 29 y 31 de julio de 1963 tuvo lugar la primera Asamblea Plenaria y se crearon las primeras Comisiones Episcopales.
1970. El Episcopado adoptó una característica diferente; empezó a emitir sus pronunciamientos o Cartas Pastorales, desde la Basílica de Higüey. Años duros, para la Iglesia Católica, debido al perfil socio-político que correspondió a los oprobiosos 12 Años de Joaquín Balaguer.
1980. Juan Pablo II, elegido para el solio de Pedro en octubre de 1978. Sus primeras encíclicas, Redemptoris hominis (1979) y Dives in misericordia (1980), exaltaron el papel de la Iglesia como maestra de los hombres. Criticó la relajación moral y proclamó la unidad espiritual de Europa.
1990. Primer Concilio Plenario Dominicano del 2000. Decidido en 1984, en la XXII Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Dominicano, tuvo su primera sesión en 1990, y concluyó en 1999. Grandes aportes al CELAM y la doctrina de la Iglesia.
2000. Tiempo de crecimiento del papel político y social de la Iglesia. Con pronunciamientos al hilo de la marcha de la nación y eventos dedicados a la educación, la paz, la violencia, la familia, al bien común, a la dignidad humana y defensa de la vida, y, sobre todo, documentos dedicados a los distintos procesos de elecciones presidenciales y congresuales.
2010-22. Doctrina fundamentada de labor social, inspirada en las encíclicas del pontificado del Papa Francisco: «Fratelli Tutti», Lumen Fidei, y Laudato Si`, esta última sobre el cuidado del planeta, la Casa común.