Conectar

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Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

He aprendido que ‘todo pasa por una razón’, que cada cosa que nos sucede viene con un aprendizaje bajo el brazo y, tal vez lo más importante, que -sin importar las limitaciones que podamos creer que tenemos- los retos y oportunidades llegan para ayudarnos a superar nuestras creencias limitantes… sólo tenemos que prestar atención, ver más allá del miedo y estar dispuestos a dar el primer paso.

En mi niñez y juventud era más bien tímida, me costaba conversar con las personas o entablar conversación con otros, ni mencionar mi fobia a hablar en público, sólo superada con los años y mi loca decisión de aceptar mi primera oferta de trabajo en medios de comunicación, hace más de 30 años en el Listín Diario, eso hizo que se fuera cumpliendo la profecía de “la práctica hace al maestro”. Lejos de ser experta, soy aprendiz.

Como un gran número de personas, además de la pasión que podamos tener por un oficio determinado, muchas de nuestras decisiones son empujadas por ese viejo refrán de “la necesidad tiene cara de hereje”… y así vamos moldeando nuestras capacidades, esas que muchas veces ni siquiera aceptamos que tenemos.

En este trayecto, puedo asegurar -además de mi natural sentido del deber y de aprender- que conectar de manera auténtica con las personas que me rodean es algo en lo que siempre trato de trabajar y mejorar, sin dejar de mencionar, de manera particular, mi determinación de compartir y recibir de manera genuina afectos y conocimientos, ser empática y cultivar una actitud de gratitud y amabilidad indiscriminada.

Digo todo esto como preámbulo porque de nada nos sirve nuestros logros y lo maravilloso que podamos llegar a pensar que somos si no tomamos la decisión de compartir esos aprendizajes y conocimientos, pues conectar con los demás nos brinda la oportunidad de enriquecernos aún más.

Al compartir nuestras historias y escuchar las de otros, no sólo aprendemos, sino que también fortalecemos los lazos que nos unen como seres humanos.

Este intercambio de vivencias es esencial para nuestro crecimiento personal y profesional. Nos recuerda que, a pesar de nuestras diferencias, compartimos la misma humanidad y podemos aprender mucho unos de otros.

De la queja a la gratitud
El pasado sábado, tuve la oportunidad de compartir escenario con mi colega y compañera de muchas historias, Ana Mercy Otáñez, para conversar con los colaboradores de las marcas de pinturas del Grupo Corripio -Tropical, King y Power Rider- parte de esos aprendizajes con el tema “De la queja a la gratitud”, experiencia enriquecedora para todos. Gracias indiscriminada a todos por hacer memorables esas dos horas.

Las quejas y negativismo pueden convertirse en hábitos, la gratitud nos ofrece una ruta hacia la comprensión y armonía. Dejarlas de lado y tomar las riendas del crecimiento personal y profesional es una decisión poderosa que nos ayuda a crear una mentalidad de solución, en lugar de quedarnos atrapados en el problema.