Condición social, previsión y dengue

Condición social, previsión y dengue

Condición social, previsión y dengue

Celedonio Jiménez

El dengue es una afección clasista. Sus mayores víctimas son los más afectados por las condiciones de inequidad socio-económica.

El dengue ocurre preponderante dentro de grupos humanos con condiciones materiales deplorables.

No queremos decir que el dengue sólo afecta a los componentes de una clase social oprimida, pero proporcionalmente los componentes de las clases excluidas son los que más víctimas aportan.

Con toda razón la socióloga, Dra. Marisela Duval, nos observa en su magnífico trabajo titulado “Modelo de Atención e Inequidad en Salud en la República Dominicana”, que “el contexto social configura profundamente las diferentes realidades que conforman las sociedades europeas de bienestar y las sociedades desiguales de América Latina, con sus correspondientes implicaciones en la salud” (Pág. 138).

La prevalencia de la desigualdad social, que se expresa en ingresos y zonas residenciales marcadamente diferentes, permite entender que en nuestro país y en los países en que se expresa la inequidad socio-económica, existe una diferenciada accesibilidad a los servicios de salud.

La insuficiencia en los servicios de agua potable que padecen amplios sectores marginales obliga a los mismos a reservar agua en estanques propicios para el criadero de mosquitos.

La condición de hacinamiento en que mal viven tantos ciudadanos de nuestro país, implica el padecimiento de las consecuencias de aguas estancadas, escombros de basuras, pésimos drenajes, todo lo cual está ligado a condiciones que incrementan la proliferación del dengue.

El vínculo entre las condiciones socio-económicas y el mal del dengue es tal, como lo hemos señalado, que no por casualidad los medios de prensa se han hecho eco de que la región del sur del país, considerada como la más pobre, es la zona en que la mayor cantidad de niños afectados por el dengue fue referida al hospital Robert Read Cabral, de la ciudad capital.

Conscientes nuestras autoridades de salud de la correlación que aquí hemos establecido, cuando disponen fumigación (para neutralizar el dengue), lo hacen en los sectores más populares, donde el hacinamiento y las construcciones con materiales informales hacen más factibles los criaderos en aguas estancadas.

Pero nuestras autoridades, como muchos en el país, sólo se recuerdan de santa Bárbara cuando truena. En un país que es parte de una región donde el dengue es endémico, y en que se conoce cuál es el período epidémico, se debe actuar con la debida antelación y previsión.

La cuestión no es que se apliquen debidamente los protocolos una vez surgido el problema, la cuestión es que se ejecuten en el momento indicado las acciones correspondientes dentro de una estrategia preventiva.

El alcance del dengue en la actualidad no puede ser ocultado.

Debe ser expuesto verazmente, porque cuando no se hace así la gente tiende a descuidarse y minimizar el mal, sobreviniendo entonces lo peor. Evitemos esto.