Percibo los acordes de esta canción en mi más tierna infancia, mientras mi abuela pasaba las cuentas de su Rosario. «Con nosotros está y no le conocemos». Y es que nada tan cierto, creados a su imagen y semejanza, la Fuente, el Infinito siempre está en nosotros, aunque muchas veces nosotros no estemos en Él.
Y es que el vernos separados no es más que una ilusión. A medida que nos reconocemos y aceptamos esta presencia, esta esencia, más conectados estamos con la luz y en conciencia recibimos su mensaje y el camino se hace más ligero.
Un camino provisto de gratitud, de disfrute de las experiencias y comprendiendo que todo es parte de la evolución sea placentero o displacentero para la materia. Y si todavía dudas de esa luz que es la que te da todo para brillar y crear desde la nada, solo pídele que se manifieste a ese maravilloso Cristo interior.