Con motivo del Día de las Madres…

Hoy, domingo 25 de mayo del 2025 y con motivo de la celebración del Día de las Madres, uno puede sentir en lo más profundo de su espíritu que se trata de una ocasión que siempre despierta sentimientos encontrados.
Perdí a mi madre Aurelia hace ya muchos años. Ese trágico suceso ha sido, desde entonces, como una puerta abierta a un dolor y una tristeza que nada en este mundo es capaz de atenuar…
Recuerdo de manera vívida que su fallecimiento se produjo en el estado de sitio a consecuencia de la insurrección de abril y la ocupación del país por un contingente de tropas multinacionales comandados por Estados Unidos.
Tanto la insurrección como la ocupación fueron eventos tan desdichados como trastornadores para el país y para la mayoría de los dominicanos.
Recuerdo que mi madre Aurelia estaba muy enferma en esos entonces y que mi padre Pablo decidió internarla en uno de los mejores hospitales que existían en esos entonces. Este hecho, que se produjo casi paralelo al estallido social, trastornó de manera grave a toda la familia. De todas maneras, yo, que era un muchacho de poco más de quince años, pese al enorme peligro me aventuraba a visitarla, la visitaba regularmente.
Estancados los enfrentamientos y con un país ocupado por tropas extranjeras y en desesperada búsqueda de la normalización, la existencia de la hasta entonces próspera familia Marcallé Abreu entró en una fase crítica. Mi padre, vio con dolor como los seis o siete negocios de mercancías de su propiedad fueron saqueados y devastados.
Lo único que pudo salvarse fue una mejora que había edificado en la calle Eduardo Vicioso en el oeste de la ciudad. Nuestro hogar, situado en la calle Marcos Adón en Villa Juana fue vendido. Entonces, se inició el visible declive de la familia, el principio del fin.
Mi madre murió tiempo después. Le siguieron mi padre y mis cuatro hermanos y hermanas, como si la destrucción de una forma de vida terminó por liquidar a sus beneficiarios.
En un orden trágico fallecieron, abatidos por la enfermedad, mi madre y mi padre Pablo, luego mis hermanas y hermanos por diversas razones… La vida, nuestra vida, se ha vuelto bastante triste desde entonces. Ciertamente, hay otros motivos de satisfacción y de alegría, por supuesto.
Sólo que las sombras oscuras de tantas desdichas ensombrecieron nuestra existencia y nuestro espíritu.
Estas son ideas y recuerdos de este Día de las Madres que debemos celebrar con alegría y una gran sonrisa en el rostro.
Sólo que recordar y traer a colación esta suma de eventos viene a ser como un deber y una responsabilidad … por eso, me he rehusado a maquillar o soslayar lo vivido. Porque es nuestro deber ser veraces y objetivos con todos y, en primer término, con uno mismo…