La comunicación, desde el punto de vista filosófico y social, evidencia la racionalidad humana.
Es decir, esa posibilidad extraordinaria que nos permite desarrollar la capacidad reflexiva, el pensamiento crítico y analítico y la adquisición de conocimientos y aprendizajes.
Pero para lograr y transmitir un mensaje, debemos comunicarnos de manera efectiva y asertiva, con signos verbales y no verbales que nos permitan acceder al otro, persuadirlo y movilizarlo con el mensaje, como nos sugiere el Manual de Comunicación Efectiva y Asertiva de la Universidad de Aconcagua.
Para comunicarnos bien tenemos que llegar al receptor con el mensaje y lograr conexión con él. La comunicación no es una acción unidireccional sino bidireccional que implica a personas con sentimientos, experiencias e historias.
Una expresión de la comunicación efectiva y asertiva es el diálogo, que va más allá de lo que es una conversación y que implica una participación que posibilita conocer el punto de vista del otro y sus aportes.
La comunicación efectiva y asertiva, evidencia también la ética del diálogo, propuesta por Jürgen Habermas, en la que todos los actores de un proceso se consideran interlocutores válidos e iguales que tienen el deber de establecer una comunicación respetuosa y siempre orientada a un consenso que no descalifica, sino que siempre suma e integra, y nunca resta.
La comunicación asertiva y efectiva debe alentar la democracia, la participación, el empoderamiento, la autoestima y el desarrollo. Estamos llamados a comunicar de forma que generemos un ambiente positivo y relaciones sanas.
La forma de comunicación efectiva y asertiva respeta a la persona, no la encasilla, no la discrimina, sino que la concibe como un ser con dignidad, valioso, y como un fin en sí mismo.
Ese estilo de comunicación empática también promueve el enfoque constructivista que parte de la consideración de que entre todos podemos construir conocimientos y procesos que favorezcan la interdependencia, la colaboración, la unión y la armonía, porque, como dijo Barack Obama, la paz comienza con aprender a estar en la piel del otro, a ver a través de sus ojos, y depende de nosotros que eso ocurra.