La comunicación estratégica reviste una relevancia de primer orden a escala mundial, dentro de los esfuerzos de los Estados en promover acciones puntuales encaminadas a garantizar la defensa de los territorios y la seguridad nacional.
Naturalmente, hoy en día no resulta fácil comunicar eficazmente ante los desafíos que implican sociedades hiperconectadas, empujadas por la inteligencia artificial y un nuevo paradigma de la información en el que no se sabe con exactitud qué es mentira y qué es verdad. Vivimos la época floreciente de la posverdad y de la desinformación.
En el contexto anterior, me he encontrado con la grata noticia de que la Universidad Nacional para la Defensa (UNADE), a través de su Escuela de Altos Estudios Estratégicos (EGAEE), está impartiendo el Primer Diplomado en Comunicación Estratégica para la Defensa. Al revisar su contenido y el claustro de profesores, he quedado impresionado por la calidad del mismo, en beneficio de alrededor de 130 diplomantes.
Hay que tomar en cuenta que la República Dominicana no es la excepción en un mundo que luce inestable en vista de los conflictos que se registran en diferentes latitudes. La coyuntura actual parece más confusa que nunca en medio de un orden mundial que apunta a iniciar el cronómetro de su fecha de vencimiento.
Los problemas relativos al deterioro progresivo del medio ambiente, las guerras, el fenómeno migratorio y los cambios económicos, políticos, sociales y demográficos, todos interconectados con el indetenible avance tecnológico, de implicaciones globales; amenazan el futuro de la humanidad.
Esto, quizá, explique que se hable con tanta frecuencia de incertidumbre y que el análisis geopolítico se haya convertido en una especie de industria del conocimiento.
Los temas de defensa y seguridad nacional son prioritarios en las agendas de los países desarrollados, que invierten extraordinarias partidas presupuestarias.
El objetivo es obvio: blindarse ante eventuales amenazas en ese ámbito. En el caso dominicano, amenazas como el narcotráfico, el cambio climático, el crimen transnacional y la migración ilegal representan materias pendientes de ser abordadas a profundidad por los actores que inciden en la cotidianidad nacional.
Nuestro país, por diversas razones, constituye un Estado débil, cuya incidencia en el escenario geopolítico no es significativa. El Poder Nacional debe verse como la expresión integradora de los recursos con que cuenta un Estado determinado con la finalidad de defender sus intereses internos y externos.
Afortunadamente, desde 1997 hemos venido creando una masa crítica en estudios geopolíticos y estratégicos, formada en la EGAE; labor a la que se le agrega ahora el valor con el componente de la comunicación estratégica. No basta con obtener logros en defensa y seguridad nacional si no se comunican bien a la población.
Figuro entre los egresados de la EGAEE, y sé que reúnen el perfil para identificar amenazas y desafíos de la defensa, la seguridad y desempeñarse como planificadores estratégicos.
Además, son capaces de realizar análisis sobre la incidencia de los sistemas internacionales, actuar en correspondencia con los valores éticos que rigen el quehacer profesional nacional, detectar con la mayor antelación posible los próximos conflictos, amenazas y riesgos que se deriven a partir de la modificación de situaciones geopolíticos mundiales, adelantándose su impacto, así como formar a especialistas para elevar la calidad de la enseñanza superior en el país.
La apuesta es a crear un eficiente centro de pensamiento que genere las ideas para que el país dé respuestas a sus amenazas, sin tener que depender de países desarrollados.
¡Enhorabuena al Primer Diplomado en Comunicación Estratégica de la Universidad Nacional para la Defensa!