Santo Domingo.-Diciembre es el mes en el que más creemos tener control sobre las decisiones que tomamos, pensando que podemos manejar los gastos, desconectarnos cuando queramos y que sólo compramos lo necesario.
La realidad, de acuerdo a Daniel Carles, experto de BIU University Miami, es que la neurociencia y la economía del comportamiento demuestran que, especialmente en entornos digitales, nuestras decisiones están más influenciadas de lo que imaginamos.
El estudio “Más allá de la ilusión de la elección: cómo potenciar nuestras decisiones de compra por encima de la IA y los algoritmos”, elaborado por Carles, explica que la mayoría de las elecciones digitales no se toman en libertad plena, sino dentro de entornos diseñados por sistemas que anticipan nuestras necesidades incluso antes de que podamos formularlas.
Terreno fértil
Los algoritmos no sólo muestran opciones, construyen el contexto emocional y cognitivo donde decidimos y diciembre es el terreno ideal para que esto ocurra.
Carles explica: “Celebraciones, gratificación inmediata, sensación de permiso para gastar y mayor consumo de contenido crean un coctel emocional que nos vuelve más impulsivos. En ese estado, la economía de la atención opera con máxima precisión, y las plataformas despliegan sus estrategias más sofisticadas”.
Los datos lo confirman, al hacer referencia a los resultados de la consultora estratégica McKinsey que señala que la personalización algorítmica incrementa los ingresos del ecommerce entre un 10 % y un 15 %, alcanzando incluso el 25 % en algunos casos. Mientras que Epsilon revela que el 80 % de los consumidores tiene más probabilidades de comprar cuando una marca personaliza su experiencia.
También datos de Salesforce demuestran que los anuncios personalizados triplican el retorno de la inversión, mientras que Evergage indica que el 92 % de los especialistas en marketing reporta mejoras significativas en conversiones gracias a la personalización.
Ilusión amplificada
Diciembre amplifica la ilusión, sentencia Carles, porque “estamos más emocionales, permisivos y expuestos. Por ejemplo, Amazon ‘adivina’ nuestros deseos, Netflix empuja un episodio más, TikTok ajusta contenido según microinteracciones y Spotify nos conduce por playlists que creemos descubrir, pero que responden a modelos predictivos”.
Como cita Carles a Shoshana Zuboff, “vivimos en un sistema que convierte nuestra conducta en materia prima para anticipar nuestro siguiente paso con más precisión que nuestra propia memoria”.
Afirma que el problema no es usar estas plataformas, “la ilusión es creer que la experiencia es neutral”.
Daniel Carles concluye: “En diciembre compramos porque celebramos, pero también porque las plataformas reconocen nuestros momentos de mayor vulnerabilidad. La libertad digital no consiste en evitar la tecnología, sino en aprender a usarla con intención”.
Aprendizaje
— El verdadero desafío
El verdadero desafío de diciembre no es gastar menos, sino reconocer cuánto influyen estas dinámicas en nuestras decisiones. Recuperar autonomía implica decidir desde la intención y no desde la inercia.
