Cómo gestionar tus emociones y volver a volar después de una infidelidad

Luego de una infidelidad, aprender a sentir, comprender y sanar nuestras emociones es el primer paso para recuperar el rumbo y reencontrarnos con la libertad interior.
Cuando las alas pesan más que el viento, hay momentos en la vida en los que sentimos que hemos perdido el rumbo. Las emociones se desbordan, el corazón se agita y la mente se llena de nubes que nos impiden ver con claridad. En esos instantes, gestionar lo que sentimos no es solo importante, es vital. Porque quien no entiende sus emociones, las arrastra. Y quien no las sana, las repite.
Gestionar las emociones no es “controlarlas” como si fueran un enemigo. Es aprender a escucharlas, darles espacio y permitir que nos guíen hacia una vida más plena y consciente. Es, en palabras sencillas, recuperar el poder sobre nuestro mundo interno para volver a volar.
¿Qué son las emociones y por qué son tan importantes?
Las emociones son respuestas naturales y automáticas que surgen en nuestro cuerpo y mente ante los estímulos del entorno. No son buenas ni malas; simplemente son señales que nos indican cómo estamos frente a lo que vivimos.
• El miedo nos protege.
• La tristeza nos invita a sanar.
• La ira nos muestra límites vulnerados.
• La alegría celebra logros y conexión.
El problema no es sentir, sino no saber qué hacer con lo que sentimos. Cuando reprimimos, ignoramos o explotamos nuestras emociones sin comprensión, sufrimos. Y cuando las gestionamos con madurez, nos transformamos.
¿Por qué a veces perdemos el control emocional?
Existen múltiples razones por las que nuestras emociones parecen “tomar el control”:
• Acumulación de tensiones no expresadas: lo que se calla, se manifiesta de otras formas.
• Heridas emocionales no sanadas: experiencias pasadas que siguen activas.
• Falta de habilidades emocionales: nadie nos enseñó a lidiar con lo que sentimos.
• Entornos estresantes: presión laboral, conflictos familiares, exigencias sociales.
• Autoexigencia excesiva: no permitirse descansar, llorar o pedir ayuda.
En estos casos, es común sentirnos irritables, tristes sin razón, abrumados o desconectados de nosotros mismos. Y aunque no siempre sabemos explicarlo, nuestro cuerpo y mente nos están pidiendo auxilio emocional.
¿Qué significa gestionar las emociones?
Gestionar las emociones no es ignorarlas ni disfrazarlas con optimismo forzado. Significa:
- Reconocer lo que sentimos.
- Nombrarlo con claridad.
- Comprender de dónde viene.
- Expresarlo de forma saludable.
- Buscar acciones que nos ayuden a sanar o transformar esa emoción.
Por ejemplo: si siento tristeza constante, no es debilidad. Es una oportunidad para revisar qué pérdidas no he elaborado, qué me está doliendo y qué necesito para empezar a sanar.
Herramientas prácticas para aprender a gestionar tus emociones
A continuación, algunas estrategias que pueden ayudarte a reconectar contigo mismo y recuperar el equilibrio emocional:
- Haz pausas conscientes: Detente unos minutos al día, respira profundo y pregúntate: ¿cómo me siento ahora?
- Lleva un diario emocional: Escribir lo que sientes te ayudará a identificar patrones, causas y reacciones.
- Valida tus emociones: No te juzgues por lo que sientes. Toda emoción tiene una razón de ser.
- Habla con alguien de confianza: Compartir tu estado emocional alivia la carga y permite otra mirada.
- Practica técnicas de regulación: Respiración profunda, mindfulness, meditación guiada o ejercicios físicos ayudan a liberar tensión emocional.
- Busca ayuda profesional si lo necesitas: Un psicólogo puede ayudarte a entender lo que vives y darte herramientas personalizadas.
Volver a volar: ¿Qué significa emocionalmente?
Volver a volar es recuperar la esperanza, reconectar con lo que nos da sentido y salir del lugar de estancamiento emocional. No implica “ser feliz todo el tiempo”, sino avanzar con ligereza, aunque aún tengamos heridas.
Es aprender a vivir sin cargar el peso de lo no resuelto.
Muchas personas llegan a terapia diciendo: “Siento que ya no soy yo”, “Todo me abruma”, “No sé cómo salir de esto”. Y poco a poco, con acompañamiento y trabajo interno, logran redescubrirse. Se perdonan, se cuidan, se priorizan. Y vuelven a volar, esta vez con alas propias y fortalecidas.
El arte de sentir y sanar
Nadie nos enseñó a sentir, pero todos podemos aprender. Gestionar las emociones no es un lujo, es una necesidad. Porque quien aprende a habitarse emocionalmente, también aprende a vivir con más conciencia, empatía y libertad.
No importa cuán pesado se sienta el momento que estás viviendo. Hay ayuda, hay caminos, hay esperanza.
Tus emociones no son tu enemigo. Son tu brújula. Y cuando aprendes a escucharlas, descubres que no solo puedes caminar… también puedes volar.
Les invitamos a leer: La infidelidad y sus consecuencias: cuando la confianza se rompe, pero la vida continúa
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Andrea Belen
Psicóloga Clínica, Terapeuta Familiar Sistemática y Terapeuta Sexual y de Pareja, Directora del Centro Calma Alma
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