El manejo de los niños, independientemente de su edad y carácter, no suele ser una tarea fácil, pero el proceso puede ser más ligero si desde temprana edad los padres se empeñan en inducirlos al cumplimiento de su rol, enseñándoles sus responsabilidades y posición dentro de la familia.
Los padres tienen el deber de instruir y corregir a los niños, estableciendo límites y normas, pero además de inculcarles valores que los motiven a conducirse de manera adecuada, no solo ante los hombres, sino también ante Dios.
“Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”, según dice Deuteronomio 6:5-7.
El versículo tres de ese pasaje establece que quienes ponen en práctica dichos mandamientos y se los enseñan a sus hijos “les irá bien”, y serán multiplicados, porque están basados en el amor y el respeto a Dios, así mismo y a los demás.
Es cierto que, como dice Hebreos 12:1, ningún castigo o disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por él son ejercitado. Así que parece de sabios empezar hoy a aplicar esta doctrina.
Es importante hacerle saber a los hijos que deben escuchar la instrucción de su padre celestial, así como la del terrenal, y no despreciar la dirección de tu madre (Proverbios 1:8), porque es lo justo.
Es bueno enseñarles que obedecer a los padres es el primer mandamiento con promesa que plantea la Biblia, ya que afirma que quienes hacen eso les irá bien y tendrán larga vida sobre la tierra (Efesios 6:1-3).
De modo que, concientizar a los hijos sobre la importancia de cumplir estas obras no sólo los impulsará a amar a Dios, sino también a seguir más fácil las ordenanzas de sus padres
De manera resumida, para sobrellevar los niños en cuarentena los padres deben aprender a ver sus hijos como una bendición, cumplir su rol de educarlos y corregirlos, y enseñarles el valor de cumplir los mandamiento de Dios.