SANTO DOMINGO.- Silvia Patricia Sánchez Rosario desconoce las causas por la cual nueve miembros de su familia se infectaron del Covid-19, incluyéndola, junto a su hija de nueves meses de edad.
La bebe es la única que posee el diagnostico por PCR, debido a la dificultades que confiesa ha tenido para acceder a las pruebas. Pero para ella y los demás este solo resultado es suficiente para saber que están contaminados, pues todos tuvieron contacto muy cercano al infante.
Cumplir con las responsabilidades del hogar y sustentar una familia, cuyos integrantes en su mayoría padecen de Covid-19, es un dilema para Sánchez, quien aparte de ser madre soltera, se ve en obligación a buscar los alimentos e insumos de primera necesidad, pero con la disyuntiva intranquilizante de que sabe que puede ser un foco de contaminación para otros al salir.
Ella es la cabeza del hogar a sus 31 años, pues es la mayor de dos. Vive con su madre de 55 años, su padre de 57, un hermano de 28 y sus abuelos, ambos sobrepasan los 70 años.
Los únicos que a su parecer no son sospechosos del virus, son su abuelo y su hermano, debido a que no han manifestado síntomas, pero la posibilidad de que sean portadores asintomáticos es muy alta.
Otro de los infectados, son su hermana, el esposo de ésta y sus dos hijas, quienes luego una visita fraternal a su casa, comenzaron a presentar los síntomas.
Para cuidar que sus progenitores se expongan y alcancen la condición severa del virus, Sánchez, médico de profesión, ha tenido que asumir todos los compromisos del hogar, desde el abastecimiento de los alimentos, diligencias financieras, farmacéuticas y de salud.
Afirma que esta realidad escapa de sus manos, pues tiene conciencia que puede contagiar a 1.25 personas al día si esta a un metro de distancia y a medio metro a 2.5 personas, por tanto afirma que ha asumida un cuidado extraordinario aunque el costo económico sea mayor y más tedioso el proceso.
Al salir al supermercado, a Sánchez más rápido se le puede olvidar la cartera que varias mascarillas, su gel antibacterial y guantes, elementos que se han convertido en una necesidad básica en su vida. La lista bien estructurada de lo que va a comprar no puede faltar, asegura, pues el fin es tomar todo lo que necesita de forma rápida para no perder el tiempo en las góndolas.
Ya en la calle o dentro de los establecimientos, la joven médico, afirma a EL DÍA, que toma una actitud de hipervigilancia buscando respetar el distanciamiento físico. Confiesa que evita en la medida de lo posible conversar con personas y hablar por el celular. “Si el teléfono suena y estoy en la calle no lo tomo, al menos que entienda que sea una emergencia”, dijo.
Aunque sabe que su deber es estar confinada en su casa, la necesidad de comprar alimentos e insumos de primera necesidad, la doblegan a violentar la regla en contra de su voluntad.
La rutina que ha adoptado al llegar a su casa consiste en usar otra vestimenta debajo de la ropa de salida, la cual se retira e inmediatamente la echar a la lavadora. Con los pies descalzos corre directamente al baño de la casa, velando no tocar los muebles o paredes.
“Todo el que sale de mi casa, está obligado a realizar esta rutina, a tal punto que se ha convertido en algo habitual en mi hogar”, aseguró. Antes de cargar en brazos a su vástago, espera unos minutos tras bañarse con agua y mucho jabón.
Una de las cosas que le generó gran angustia en medio de su situación, fue la imposibilidad de llevar la niña al pediatra desde su última cita en febrero pasado. “A la niña le brotó ronchas en la piel y la fiebre era alta a causa del Covid-19, mientras solo podría mandarle fotos de la niña a la pediatra y mantenerla al tanto de su evolución, porque las consultas estaban cerradas”, expresó.
Actualmente está desempleada debido a la pandemia y por la que también no ha logrado conseguir trabajo, dijo que cerca de su casa brindaba servicios en un centro de atención primera, pero tuvo renunciar para atender a su bebé.
En igual situación está su hermana, quien acostumbraba a realizar las comprar junto a su esposo, pero ahora uno de los dos debe ir solo.