Los síntomas más comunes de la resaca (también llamada cruda, ratón, o guayabo, según en qué país de Latinoamérica te encuentres) son dolor de cabeza intenso, sed, náuseas, cansancio y niebla mental.
Estos síntomas aparecen como consecuencia de beber alcohol o, más específicamente, por los procesos corporales que pone en acción.
El alcohol es tóxico y debe ser convertido por el cuerpo en sustancias no tóxicas. Esto lleva tiempo, por lo que los síntomas pueden durar un día entero o más. La duración y la gravedad de las resacas pueden variar, dependiendo no solo de la graduación y la cantidad de alcohol consumido, sino también de la velocidad a la que nuestro cuerpo puede procesarlo, que varía de persona a persona.
La deshidratación es un componente clave de la cruda, ya que puede dar lugar a muchos de los otros síntomas típicos, desde dolores de cabeza y fatiga hasta ansiedad y sensibilidad a la luz y el sonido, le explica a la BBC Timothy Watts, médico consultor en alergias de adultos de The London Clinic.
Intolerancia genética
Cualquiera que beba en exceso probablemente experimente estos efectos adversos hasta cierto punto. Sin embargo, las personas que tienen intolerancia al alcohol sufren a menudo síntomas similares a la resaca particularmente graves debido a un trastorno metabólico genético, que «hace que el cuerpo procese o metabolice el alcohol de manera incorrecta», señala Watts.
Cuando bebemos alcohol, una enzima en nuestro cuerpo llamada alcohol-deshidrogenasa (ADH) lo descompone en un compuesto llamado acetaldehído. Otra enzima, la aldehído-deshidrogenasa (ALDH), convierte al acetaldehído en ácido acético no tóxico (vinagre).
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Los adultos mayores tienen una ALDH inferior a la media, lo que explica por qué nuestra respuesta al alcohol parece empeorar a medida que envejecemos. Pero aquellos con intolerancia genética tienen una versión mutada de ALDH, dice Watts.
«La mutación en esta enzima crucial conduce a la acumulación de acetaldehído en el cuerpo y luego a varios síntomas desagradables. Por lo general, estos incluyen enrojecimiento extenso de la piel y otras características como náuseas, vómitos, palpitaciones, dolor de cabeza y fatiga».
Estudios señalan que este es uno de los trastornos hereditarios más comunes en el mundo, que afecta a 560 millones de personas (el 8% de la población mundial). La prevalencia más alta (entre 35% y 40%) se encuentra entre las personas de ascendencia asiática oriental.
Otros tipos de intolerancia
En otros casos, las personas pueden ser intolerantes a los químicos que dan sabor y color a las bebidas alcohólicas, no al alcohol en sí. La histamina (que se encuentra en el vino tinto) y los salicilatos (que se encuentran en el vino, la cerveza, el ron y el jerez) son ejemplos comunes.
Algunas personas son intolerantes a los conservantes del alcohol llamados sulfitos, y descubren que consumirlos puede desencadenar síntomas que incluyen congestión o secreción nasal, dolor de cabeza intenso, urticaria, picazón, respiración entrecortada y malestar estomacal.
Investigaciones sugieren que hasta el 10% de los asmáticos son sensibles a los sulfitos, y la gravedad de las reacciones varía de leve a potencialmente mortal. «La dificultad para respirar y los síntomas nasales/sinusales en particular se deben a la liberación de gas de dióxido de azufre que causa irritación de las vías respiratorias», explica Watts.
Las bebidas alcohólicas con alto contenido de sulfitos y/o histamina incluyen el vino (tinto, blanco, rosado y espumoso), la sidra y la cerveza. Algunas variedades de ginebra y vodka, así como los «vinos naturales», son bajos en sulfitos.
Sin embargo, los expertos en asma dicen que las personas con esta condición deben elegir sus bebidas con cuidado, porque incluso los vinos bajos en sulfitos contienen algunos sulfitos.
Alergias al alcohol
«Una verdadera alergia al alcohol es rara«, dice Fiona Sim, asesora médica principal de la organización sin fines de lucro Drinkaware. «En lugar del alcohol en sí, es mucho más probable que una persona sea alérgica a uno de los ingredientes de su bebida alcohólica, como el trigo, la cebada u otro grano«.
Otro tipo de alérgeno, la proteína transportadora de lípidos (LTP, por sus siglas en inglés), se encuentra en frutas, verduras, nueces, semillas y cereales, y también puede estar presente en algunas bebidas alcohólicas.
Los síntomas de una reacción alérgica a la LTP suelen aparecer entre 15 y 30 minutos después e incluyen hinchazón, picazón, problemas digestivos, dificultad para respirar y, en casos extremos, anafilaxia.
A veces es muy difícil para los consumidores saber si una bebida alcohólica contiene alérgenos o ingredientes a los que son intolerantes, ya que, en muchos casos, los fabricantes de bebidas alcohólicas no tienen que poner una lista de ingredientes o información nutricional en la etiqueta.
Por lo tanto, Sim insta a cualquiera que sepa que es alérgico a ciertos alimentos, en particular a los granos, a tomar en cuenta que también pueden estar presentes en las bebidas.
Las bebidas alcohólicas también pueden desencadenar una reacción alérgica a los alimentos si se consumen los dos juntos, ya que el alcohol puede interferir con el revestimiento intestinal. Por ejemplo, alguien con alergia al trigo solo puede reaccionar después de comer trigo seguido de beber alcohol o hacer ejercicio. «Esto se conoce como anafilaxia inducida por cofactores dependientes de los alimentos», dice Watts.
El alcohol en la cocina
Muchas recetas saladas y dulces contienen alcohol, incluidos los guisos, otros platos a base de vino tinto y los postres cargados de licor.
¿Está bien comerlos si tienes intolerancia o alergia al alcohol?
«El alcohol y los sulfitos tienden a evaporarse durante la cocción, por lo que el potencial de intolerancias ciertamente se reduce«, comenta Watts. Sin embargo, si eres alérgico a un ingrediente que se encuentra en ciertas bebidas alcohólicas, los platos que contienen esa bebida no son seguros para comer.
Recomendaciones
Es relativamente simple reconocer la diferencia entre una resaca y una intolerancia al alcohol, dice Watts.
«Las resacas generalmente se sienten intensamente la mañana después de una noche de consumo excesivo de alcohol. Sin embargo, las intolerancias genéticas metabólicas ocurren más rápidamente, generalmente dentro de la siguiente hora de haber bebido».
Pero distinguir entre una intolerancia y una alergia es más difícil, porque los síntomas pueden superponerse.
Algunas reacciones alérgicas son casi instantáneas, pero no todas. «Si tienes alguna duda, siempre consulta a un profesional de la salud», enfatiza Watts:
«Las investigaciones de reacciones al alcohol normalmente consisten en análisis de sangre especializados para alergias, pruebas cutáneas y, potencialmente, incluso pruebas con comida».
Sim aconseja a las personas con algún tipo de intolerancia al alcohol que eviten beberlo por completo, «aunque muchas personas están dispuestas a soportar la incomodidad del enrojecimiento de la piel y quizás síntomas abdominales leves para continuar tomando una bebida alcohólica ocasional», dice.
Es especialmente importante no beber alcohol si tienes una intolerancia genética, ya que «aumentará tu riesgo de daños relacionados con el alcohol en tus órganos, incluidos algunos tipos de cáncer y enfermedades hepáticas».
Cuando se trata de alergias a algún componente de una bebida alcohólica, nunca se debe consumir. «Puedes poner en peligro tu vida», concluye Sim.