El método con gotas con agua oxigenada es uno de los más utilizados para hacer frente a este problema..
Los oídos, al igual que otra parte del cuerpo, son propensos a ensuciarse. Al margen de que se tomen medidas adecuadas, como el uso de tapones para los oídos, es inevitable que el día a día, y la realización de actividades como la natación, provoquen que el interior de los oídos se llenen de suciedad, de motas de polvo, de partículas externas, de cerumen, de sudor… Sin embargo, no puedes limpiar los oídos de cualquier manera.
La cera es una secreción producida por las glándulas situadas en el conducto auditivo externo que actúa como una defensa del organismo. Esta protege a este órgano de las sustancias nocivas y actúa como lubricante, favoreciendo la limpieza natural. Gracias a estas funciones, la cera previene las infecciones al impedir que las impurezas penetren el oído.
Por lo general, la producción de cerumen no ocasiona ningún problema, aunque, en algunos casos, puede acumularse en exceso, sobre todo cuando se utilizan audífonos o auriculares o existe una limpieza excesiva.
Pero, ¿sabes cuál es la forma correcta de limpiar nuestros oídos? Aunque parezca sorprendente, la respuesta, en la mayoría de los casos, es no. Por ello, aquí queremos ofrecer algunos trucos y métodos para mantenerlos libres de cerumen y hablar en profundidad de los utensilios imprescindibles para llevarlos a cabo.
El oído es un órgano que tiene su propio sistema natural de autolimpieza. Es importante recordar: no meter bastoncillos de algodón ni cualquier otro objeto en el conducto auditivo para limpiar los oídos. Sin embargo, si hay una producción excesiva, hay formas seguras de limpiarlos.
El método con gotas con agua oxigenada es uno de los más utilizados para hacer frente a este problema. A diferencia de los hisopos de algodón, no empujan el cerumen hacia el interior, sino que lo reblandecen para facilitar su eliminación.
Agua oxigenada
Para utilizar esta solución es necesario tener ciertas precauciones para no irritar los oídos.
¿Cómo actuar? Prepara una solución a partes iguales de agua oxigenada (125 ml) y agua tibia (125 ml). Una vez que tienes esta mezcla, empapa un trozo de algodón con ella y aplica unas gotitas en el oído. Posteriormente, inclina la cabeza de forma que el oído tratado quede hacia arriba. Tras unos minutos, inclina la cabeza al lado opuesto y ya tendrás tus oídos limpios.