Porque… La mejor manera de controlar una crisis,
Es evitando que surja
Un cerebro que juzga,
Necesita de un oído
Que escuche.-
Como las olas, sin nunca conocer cuántas veces llegan a la playa las mismas aguas en diferentes olas. Así transcurren los días y los acontecimientos en este país. La arrogancia y prepotencia de los llamados a dar ejemplos como dirigentes y fervorosos miembros de la mayoría de los adeptos a vivir de los engaños, de la oratoria cambiante y cada vez más articulada, con la única finalidad de burlarse de la inteligencia de aquellos que no participan del debacle institucional de este país, dominado enteramente por las acciones políticas tendentes alasartimañas, es nuestro pan de cada día.
¿Y cuál es el problema?, es sencillo, cada quien juzga por su condición. Los políticos –ahora en general- ya están acostumbrados a jugar con la inteligencia de los demás y a manipular su voluntad cual si fueran titiriteros, porque los títeres, es decir el pueblo, lo admiten todo de manera supina. Hacen concursos para todo y por demás todos conocen los resultados de quienes serán los agraciados; eligen y ponen de mojiganga a cientos de profesionales con su resumé bajo el brazo, mientras buscan una oportunidad para ejercer dignamente su profesión pero, los políticos “eligen” sus contertulios.
Y esto es harto conocido, pero lo que molesta es la burla, como esa de la nueva miembro de la Cámara de Cuentas, al decir que “todos somos políticos, ¿Cuál es el problema? Precisamente Señora, ese es el problema, porque no es verdad que todos somos políticos partidista y usted con todos los méritos que puedan adornarla, no llegó a la posición por ellos, sino, por ser miembro del partido en el poder y, por demás está decirle, que usted conoce muy bien cómo se maneja esa institución.
Estamos tan acostumbrados a esta prepotencia, que cual engendro maligno se ha adueñado hasta del buen pensar de una inmensidad de estos políticos, que se burlan de las leyes cual si estuvieran ordenando en una finca privada. Sería bueno recordar que una de las condiciones para ejercer la función para la cual esa señora fue “elegida”, es precisamente no ser política-partidista.
Entonces, si es así y así fue, tenemos que recordar aquello de que el fraude lo corrompe todo y como expreso el jurista romano DomicioUlpiano, quien definió la justicia como la continua y perpetua voluntad de dar a cada quien lo que le corresponde, estableció que: “Ninguna ilicitud puede originar licitud”.Es posible que la acción sea “legal” pero, inmoral hasta el tuétano. Y no lo digo yo sino que, a confesión de parte, relevo de pruebas.
Es por cosas como esta que es imposible olvidar, ya que nos lo estrujan en la cara día a día y acción tras acción, que la corrupción en cualquiera de sus manifestaciones, pasando primero por la inmoralidad, es la madre de todas nuestras presentes desgracias, la cual ha parido engendros como la desgraciada impunidad, la peste del blindaje, las indelicadezas cual si fueran virus letales que se han aposentado en la inmensa mayoría de todos aquellos que se dedican al negocio de la política-partidista, en adición a los hermanos de estas plagas que llevan por nombre el Señor Descaro y su gemela La Indolencia.
El silencio de los cobardes he irresponsables “representantes”, más su inacción ante hechos bochornosos, ya sea por su condición partidista o por sus relaciones e intereses comunes con empresarios, han llevado a este país a una condición de peligro con todo y lo que implica la palabra, cual si fuera una vejiga que recibe continuos bombeos de aire que llegado un momento explota en el momento menos esperado. Está bueno de falsas promesas e ilusiones, sin que aparezca algo digno o real por parte de esta claque. Así nomas. ¡Sí señor!