El timbre suena pero cuando abres la puerta no hay nadie. De repente, empieza a sonar una música estruendosa, al tiempo que las luces se apagan y el aire acondicionado se enciende solo. Y, sin que lo sepas, todo el tiempo alguien que no está ahí te está mirando.
Desde hace un tiempo las organizaciones de asistencia a mujeres maltratadas han estado recibiendo llamadas inusuales.
«Nos decían que sentían que estaban perdiendo el control sobre sus propias casas», le contó recientemente al diario The New York Times Graciela Rodríguez, quien maneja un refugio de emergencia para mujeres en California.
«Recién tras pasar unos días aquí en el refugio se daban cuenta de que estaban siendo abusadas», señaló.
La tecnología inteligente en los hogares (conocida en inglés como smart home technology) fue concebida para hacernos la vida más cómoda y segura, pero se ha convertido en un arma que usan muchos abusadores para torturar a sus parejas.
En 2017 la organización británica de ayuda a mujeres Refuge, advirtió sobre el aumento de lo que llamó «abuso tecnológico»: el uso de la tecnología para espiar o acosar a parejas.
Hasta ahora la forma más tradicional de abuso tecnológico tenía que ver con el acoso a través de mensajes instantáneos, correos electrónicos o publicaciones en redes sociales.
Algunas víctimas también han sufrido hackeos a sus cuentas personales o a sus teléfonos inteligentes por parte de parejas o exparejas.
Pero una nueva forma de abuso doméstico, que fue resaltada en el artículo de The New York Times, utiliza la tecnología para un fin aún más sádico: el terror psicológico.
Gaslighting del siglo XXI
El fenómeno no es nuevo. Incluso tiene un nombre: gaslighting, una palabra inspirada en el título de una famosa película de 1944, en la que Ingrid Bergman interpreta a una mujer que es manipulada por su marido al punto de que siente que está perdiendo la cordura.
La versión moderna del gaslighting tiene el mismo fin: hacer sentir a la víctima que se está volviendo loca.
Pero los abusadores actuales no necesitan tejer una compleja red de engaños para torturar psicológicamente a sus víctimas. Pueden hacerlo desde la comodidad de sus teléfonos celulares, estén donde estén.
Hoy, gracias a la tecnología inteligente en los hogares, una persona puede controlar muchas partes de una casa a partir de un dispositivo móvil: desde el código de seguridad para entrar por la puerta hasta la temperatura interior.
Desde la música que suena hasta los electrodomésticos que se prenden y apagan. Desde las luces hasta el timbre. Y no nos olvidemos de las cámaras de seguridad que muchos instalan dentro de sus hogares. Todo es controlado de forma remota.
Justamente «controlado» es la palabra clave: se sabe que el objetivo principal de los abusadores es controlar a su víctima.
Las estadísticas también muestran que la mayoría de las personas que instalan dispositivos inteligentes en sus casas son hombres. Y que muchas de sus parejas no saben cómo restablecer los aparatos y tomar control sobre ellos si es necesario.
Ni se imaginan que sus exparejas siguen controlando y mirando todo lo que ocurre dentro de sus casas.
El experto en seguridad cibernética Alan Woodward, de la Universidad de Surrey, le dijo a la BBC que los dispositivos inteligentes podían ser intimidantes para algunas personas, en especial si los instalaron otros.
Woodward señaló que no saber manejarlos correctamente podría hacer que una víctima de abuso se sienta «pequeña y estúpida».
Denunciar o no denunciar
Quienes se dedican a temas de abuso doméstico señalan que esta forma de acoso es cada vez más frecuente. No obstante muchos han mostrado reparos a la hora de denunciarlo.
Por un lado, porque no quieren inspirar a otros abusadores.
«No queremos introducir la idea al mundo», afirmó al New York Times Erica Olsen, de la Red Nacional para Terminar con la Violencia doméstica de Estados Unidos.
«Pero ahora que se ha hecho tan prevalente, ya no es un secreto», señaló.
Para las víctimas, la reticencia muchas veces tiene que ver con la vergüenza, ya sea por sentirse «pequeñas y estúpidas» por no saber manejar los dispositivos en sus propias casas o debido al temor a ser tomadas por locas si cuentan que sus dispositivos las aterrorizan.
Pero otro motivo por el cual muchos no denuncian esta nueva forma de acoso es que aún no está claramente tipificada en la legislación.
¿Qué delito comete exactamente un hombre que prende al máximo la calefacción dentro de una casa? y ¿cómo se implementa una orden de alejamiento que no es física sino virtual?
La mejor arma
Mientras las autoridades analizan cómo abordar esta incipiente problemática, los expertos en abuso doméstico tienen un consejo para las víctimas: informarse.
Tras la publicación del artículo del New York Times, un equipo de expertos en el Reino Unido confeccionó una lista online de dispositivos que pueden utilizarse para hacer abuso tecnológico, con instrucciones de cómo funcionan.
Las organizaciones que publicaron la lista, que incluyen a Privacy International (Privacidad Internacional) y a el University College de Londres, aclararon que fue creada para «informar mejor y orientar a las víctimas del abuso facilitado por la tecnología, así como a quienes trabajan con ellas».
Algunos de los dispositivos inteligentes que podrían ser usados como herramientas de abuso:
- En la casa: circuitos cerrados de televisión, alarmas, modems, monitores para bebés, smart TV, consolas de juegos, computadoras, sistemas de calefacción/aire acondicionado, electrodomésticos (cafetera, tostadora, etc.)
- En el auto: Bluetooth, pase electrónico de peaje, sistema de entretenimiento, GPS
- Otros: tu celular, los celulares de tus hijos, tablets, relojes, pulseras para entrenamiento físico, tarjeta de transporte
Por su parte, la revista académica australiana The Conversation, que advirtió en 2017 que «los hogares inteligentes podían agravar el abuso doméstico», también aclaró que «la misma tecnología puede hacer que estemos más seguros«.
Un ejemplo que dio son las cámaras de seguridad dentro de una casa, que podrían registrar comportamiento abusivo.
«Los datos de los sensores de hogares inteligentes que pueden identificar los comportamientos íntimos de las víctimas también podrían usarse para identificar los patrones de abuso, violencia y control del perpetrador», señaló en un artículo publicado en septiembre pasado.
Claro que todo esto abre nuevos y complejos interrogantes, sobre todo: ¿cómo se protege a las víctimas sin violar su intimidad?
Más cosas que tendrán que debatir las autoridades que deben enfrentar esta creciente forma de abuso doméstico.