«Hubo un momento en el que competíamos con Michael Jackson por quién vendía más discos en Francia».
La frase no es pretenciosa: en 1983 una cumbia compuesta por el peruano Walter León Aguilar llamada «Colegiala» llegó a vender más de un millón de copias en Francia.
Y se hizo merecedora de un disco de oro por ello, a la par de las de otros grandes nombres de la industria de la música.
Pero ¿cómo ocurrió?
En esta historia tienen que ver un compositor peruano, un famoso cantante colombiano y una multinacional suiza.
Y el clímax ocurrió en el legendario teatro Olympia de París, en el mismo que en la década de los 60 abarrotó Edith Piaf, «el ruiseñor de Francia». Veinte años después miles de franceses pedían a gritos «Colegiala».
«En esa primera presentación la cantamos como nueve veces. La tocábamos, seguían dos más de nuestro repertorio y después la repetíamos», le cuenta a BBC Mundo Juan Carlos Díez, director musical de la orquesta la Típica RA7.
La formación se llamaba entonces «Rodolfo Aicardi y su Típica RA7», incluido el nombre del cantante que haría famosa «Colegiala» en toda América Latina, en Francia, Italia y España.
«Es muy difícil saber por qué le gustaba tanto a la gente, porque la mayoría de los franceses no sabía qué decía la letra, pero hubo un momento en el que competimos con los artistas famosos como Michael Jackson por quién vendía más sencillos en Francia», explica Díez.
Ahora «Colegiala» es una de las canciones que más se escuchan durante la época navideña en Colombia, pero ¿dónde se originó la canción y cómo es que llegó a Europa a convertirse en un éxito rotundo?
De Perú al Olympia
En 1975, a Walter León Aguilar, líder de la agrupación musical peruana Los Ilusionistas, se le ocurrió componer una canción que hablara de un joven que se enamora de una colegiala.
La canción se hizo popular y comenzó a recorrer varios países. En 1980 llegó el eco a Colombia, donde terminaba una década de explosión de la música tropical.
Uno de sus mayores exponentes era Rodolfo Aicardi, cantante famoso por varios éxitos de música popular como «Cariñito», «Adonay» y «El papelitoblanco», quien buscaba romper barreras del género.
Y en ese camino se encontró con «Colegiala».
«A Rodolfo le encantaba buscar canciones. Él era un gran intérprete y por eso estaba en constante búsqueda de temas no solo en Colombia, sino en Sudamérica», le dice a BBC Mundo Diego Londoño, autor del libro «Rodolfo Aicardi, la historia de ‘»el ídolo de siempre».
Fue entonces cuando le llegó una petición de urgencia: grabar la canción en el menor tiempo posible.
«La grabamos en una tarde. Lo que nos dijeron es que tenía que estar en la radio antes de que los peruanos la hicieran famosa», recuerda Díez.
«Al otro día estaban prensadas las primeras copias y listas para distribuirse», agrega.
La versión colombiana, con la incorporación de instrumentos como los timbales y las trompetas, se lanzó a mediados de ese año y fue un éxito desde el primer día.
Tanto, que se incluyó en las principales recopilaciones que salieron al mercado de cara a las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
Fue así como se convirtió en un clásico decembrino en Colombia, algo que aún dura.
«Una cosa que tenían esas canciones (como la de «Colegiala») es que las escuchaban todos, viejos y jóvenes. Y con el paso del tiempo, pues muchas personas ya no están y sus amigos y familiares los recuerdan escuchando estos temas», señala Londoño.
«¿Y cuál es la época más nostálgica del año? Diciembre. Navidad», añade.
Cruzando el charco
Aunque la mayoría de las canciones de Aicardi eran éxitos, lo de «Colegiala» llegó a otro nivel, al cruzar fronteras y continentes.
«A diferencia de lo que pasa ahora, que para duplicar una canción se hace con dos teclas en un computador, antes si querías hacer una copia de la canción había que pedírselo a la disquera», relata Díez.
Con el tiempo, Aicardi, Díez y los otros músicos de la orquesta comenzaron a notar que llegaban solicitudes de copias a la discográfica que había grabado la canción procedentes de Ecuador, Perú, Chile, España, Italia, Francia…
¿Cómo habían llegado tan lejos?
Comercial con un tren
Corría el año 1982 y a una agencia de publicidad se le encargó una campaña para la marca de café instantáneo de una reconocida multinacional. Estaba, en un principio, dirigida a los consumidores de Ecuador.
La canción escogida para el comercial fue «Colegiala». Sonaba de fondo mientras un tren impulsado a vapor transitaba por varios pueblos cafeteros.
«Los publicistas vinieron a Colombia a grabar varias partes de ese comercial. Y mientras descansaban después de la filmación, escucharon ‘Colegiala’ y decidieron que era el tema perfecto para la publicidad», relata Londoño.
Resultó que el comercial fue un éxito en Ecuador. Después en Perú. Después en Chile. Y todo por la canción.
En Chile, el artista Miguelo incluso la interpretó en el popular Festival de Viña del Mar de 1986.
«Un día le dicen a Rodolfo que le van a dar un disco de oro por ventas millonarias en Francia, que va a tocar en el mítico teatro Olympia de París», recuerda Díez.
Resulta que, además de los anuncios comerciales de 30 segundos para la televisión francesa, la agencia de publicidad había editado una versión de casi cinco minutos que se proyectaba en los cines de París, justo ante de las películas.
Allí la canción sonaba completa. Los espectadores de las salas parisinas tenían la melodía grabada a fuerza de escucharla en una publicidad de café instantáneo.
«Se suponía que sería una sola noche en el Olympia. Íbamos a recibir el disco de oro y a dar un concierto, pero terminaron siendo tres. Y a lleno total», anota Díez.
Una de esas noches, alternaron con Charles Aznavour, el cantante y compositor conocido como el «embajador de la chanson» francesa.
«La repetimos nueve veces por función, y yo creo que su éxito se debía a una mezcla del ritmo y de esa forma tan especial que tenía Rodolfo de cantar sus canciones «, señala.
«Él no cantaba. Él te contaba lo que decía la letra de la canción».
«Colegiala» no solo se quedó en el español: entre las muchas versiones que se conocen, se destacan una en italiano interpretada por Fausto Papetti y otra de Sandra Reemer, una cantante de los Países Bajos.
Aicardi murió en 2007 debido a complicaciones de salud, pero la Típica RA7 continuó funcionando, especialmente a fuerza de «Colegiala», el tema emblema al que consideran como su «cédula» (documento de identidad).
«Siempre llevaba un casete con la pista de ‘Colegiala’ para los shows que hacía como solista. Y cuando le pedían que mostrara la cédula para identificarse, él bromeaba y decía: ‘¿La que tiene foto o la que no?’, en referencia a la canción», relata Díez.
«Y desde entonces ‘Colegiala’ es la cédula de nuestra orquesta, nuestra forma de identificarnos», concluye el director musical.