¿Todo el tiempo quiere saber qué haces y con quién estás? ¿Se molesta contigo sino haces lo que te pide? ¿Te da instrucciones de cómo hacer las cosas para asegurarse que no te equivoques?
Si tú o una amiga o un familiar se encuentra en esta situación, existe la posibilidad de estar frente a un verdadero patán.
Así lo asegura la mexicana Tere Díaz Sendra, psicoterapeuta de familia y pareja en su reciente libro «Cómo identificar a un patán».
«Parece mentira que en un siglo donde estamos evolucionando en conciencia de género e igualdad, se siga presentando gente a la consulta con situaciones, sobre todo de mujeres, que son presas fáciles de ciertas conductas posesivas y de control, con bastante más frecuencia de lo que uno creería», dice Díaz Sendra, que también se dedica a la prevención y atención de la violencia doméstica.
En BBC Mundo entrevistamos a la especialista quien nos describió qué es ser un patán, como identificarlo y cómo librarse de él.
¿Qué es ser un patán?
Es una persona grosera, ruda, brusca e irrespetuosa. Todos de alguna forma en mayor o menor medida podríamos en algún momento dado tener alguna acción «patanesca».
El libro «Como identificar a un patán» aborda los rasgos de una persona que hace generalmente uso y abuso de ciertos privilegios para poder controlar, dominar y someter a otra persona para sus propios deseos, intereses, necesidades y conveniencias.
¿Cuál es la estrategia del patán?
Hay una cierta clasificación «ficticia» de los patanes. Porque depende desde dónde actúan y qué es lo que los impulsa para usar distintas estrategias.
En términos generales, la estrategia del patán es entre seducir, manipular y asustar desde las amenazas.
Los más peligrosos, que llamamos perversos patanes, tienen una conducta, y a veces un trastorno, de perversión narcisista en donde se requiere tener a la presa totalmente invalidada, silenciada, mistificada hasta hacerle creer que por su culpa estamos como estamos, que nadie la va a querer, que no tiene recursos para otra vida, etc.
En este caso estamos hablando de un gran extremo.
Características del patán
- Presume de sus conquistas y ligues
- No invierte en la pareja
- Tiene un comportamiento irrespetuoso
- Quiere ser el protagonista
- Las emociones ajenas no importan
- Es controlador y posesivo
- Difícilmente toma responsabilidad de sus reacciones y actos
- Desprecia a los demás, incluida la pareja, si no son de su «talla»
- Une la burla, el sarcasmo y la ironía como la dulce cereza del pastel del maltrato
- Prioriza su satisfacción y sexualidad
- Es mentiroso
- Niega el conflicto
- Divide, aísla y vence
- Te atrapa su forma de hablar
Fuente: Libro «Cómo identificar a un patán»
¿Existen mujeres patanes?
La patanería tiene mucho que ver con quien tiene más cartas que jugar.
Hay muchas cosas -desde la socialización distinta que tenemos hombres y mujeres- que predisponen y que condicionan a las mujeres a vivir más como satélites de las necesidades, intereses y deseos de los demás, particularmente de los hijos y de los hombres. Y a los hombres con una mayor posibilidad de hacerse dueños y protagonistas de sus propias vidas.
Claro que puede haber mujeres «patanas» en donde ellas tengan el sartén por el mango, es decir el poder.
Puede ser una mujer que tenga controlado al varón -hablando de una relación heterosexual- con lo económico o lo amenace con no dejar ver a los hijos, o una serie de cosas que permitan maltratar, abusar, usar, menospreciar, y utilizar como objeto a la otra persona.
Los patanes ¿nacen o se hacen?
Generalmente se dan una serie de factores que se entretejen.
Hay personas que nacen no «patanas» pero se transforman con una estructura de personalidad más ansiosa e impulsiva que predispone a la poca tolerancia a la frustración, a la dificultad de posponer la gratificación y a una necesidad de confirmaciones constantes.
Este tipo de personas es más fácil que, para calmarse, o por esta falta de control de impulso, tengan reacciones que pueden ser lastimosas, no desde la intención pero sí en el efecto que producen.
Pero no podemos invisibilizar que vivimos en un contexto patriarcal en donde se exaltan y se premian ciertas conductas de independencia y bravura.
Muchas veces desde la educación del hogar se aprende a «ser hombre». Hay mucho de cultural que normaliza este tipo de acciones y por supuesto llega a haber casos extremos como el «patán perverso».
Hay unos que nacen, otros que se hacen y otros que son combinaciones espantosas.
Entonces, ¿hay mujeres que crean patanes?
Las mujeres están inmersas en esos contextos, no es que ellas los hacen.
Vivimos en un mundo patriarcal en el que se normalizan y se minimizan muchas situaciones de control, posesión y abuso.
Si lo ponemos al revés, cuando una mujer es determinada, directa, brusca, definida y un poco irritable entonces está loca, mal cogida, seguro le va a bajar la regla, etc.
Un hombre así, es un hombre de carácter fuerte.
¿El patán puede cambiar?
El patán si quiere puede cambiar. Es muy difícil y tiene que querer porque nadie que tiene privilegios los quiere perder.
Si te encuentras con una persona con un trastorno narcisista de la personalidad con rasgos sociopáticos, que es el perverso patán, yo te diría: ¡Huye!. Veo un caso perdido. Cuídate, defiéndete y salte de sus garras.
Por supuesto que hay conciencia, y algunos hombres dicen: «Es que yo no captaba que te daba miedo». Entonces eso se puede cambiar, pero no desde «yo (mujer) lo voy a cambiar».
¿Qué les diría a los hombres?
A los hombres les diría que el costo para ellos es altísimo.
En muchos cambios de relación, las mujeres tienen muchos más círculos de apoyo, capacidad de resiliencia y mayor conexión emocional que ellos.
Ellos corren con más riesgos físicos de salud y emocionales por una enajenación o analfabetismo afectivos. Se pierden de tener la certeza de ser queridos por lo que son y no porque los controlan.
Muchos hombres también encasillados en esta idea de ser el fuerte, el que todo lo sabe, el que protege, el exitoso profesionalmente, tienen muchos dolores y lastimaduras que no se pueden ni siquiera nombrar porque serían clasificados como débiles.
Los hombres que dan el paso no tienen idea de la liberación que experimentan.
¿Y a las mujeres?
El amor es maravilloso y lo tenemos que buscar.
Pero muchas mujeres creen que el amor es lo único y eso las lleva a descuidar áreas de su personalidad porque no encuentran una idea de validez personal más allá de amar y ser amadas.
Las invito a que busquen buenos amores, que terminen malos amores, pero que no hagan del amor su único proyecto de vida.