Los narcisistas encubiertos pueden parecer amigables incluso cuando sabotean despiadadamente a otros por su propio interés.
Todos reconocemos a un narcisista cuando lo vemos: el colega fanfarrón, el jefe que acapara el crédito por el trabajo en equipo, la compañera que constantemente muestra los logros profesionales en las redes sociales:
¿O quizás no? Parece ser que no todos los narcisistas son egoístas que anhelan ser el centro de atención. También existe una versión más sigilosa y amigable: el narcisista encubierto.
Estos individuos tienen el mismo impulso básico que los ególatras más extrovertidos, pero se dedican a asegurar el reconocimiento de una manera más tranquila y sin pretensiones.
Los narcisistas encubiertos pueden parecer amigables incluso cuando sabotean despiadadamente a otros por su propio interés. Por ello, son peligrosos en el lugar de trabajo, ya que resulta más difícil detectar sus comportamientos tóxicos.
Afortunadamente, los expertos dicen que hay rasgos distintivos que podemos buscar para reconocer a ególatras sigilosos y entender cómo interactuar con ellos, si es necesario.
«Una agresividad pasiva continua»
En el lugar de trabajo, los narcisistas pueden ser venenosos: manipulan a los colegas para salirse con la suya y toman decisiones imprudentes que no tienen en cuenta los puntos de vista de los demás.
Pero los narcisistas de la variedad encubierta, también llamados narcisistas «vulnerables», son un poco diferentes porque «no se sienten cómodos actuando de esa manera tan pomposa», dice Julie L. Hall, autora del libro The Narcissist in Your Life («El narcisista en tu vida»).
«Tienden a querer ser vistos como ‘los buenos’: tranquilos, divertidos, simpáticos, generosos… ese tipo de cosas», dice Hall. Pero están calculando. Su comportamiento se caracteriza por una «agresividad pasiva continua»: cumplidos ambiguos, dardos ocultos, insultos disfrazados de humor o chismes a espaldas de la gente.
Pueden darle un obsequio a alguien de manera notoria frente a los demás, comprobando que todos están presenciando el acto de generosidad. O tal vez quieran «triangular» las conversaciones para incorporar a alguien más y así avivar el conflicto.
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Este comportamiento lleva a los narcisistas encubiertos a sentir vergüenza, dice Hall, por lo que tratan de ocultarlo pareciendo superiores. De hecho, a diferencia de los ególatras grandilocuentes y abiertos, los sigilosos a menudo tienen baja autoestima e inseguridades.
Un estudio publicado en marzo reveló que los narcisistas encubiertos eran más propensos a afirmar que ellos mismos habían experimentado faltas de respeto y maltrato en el lugar de trabajo, a pesar de que su propio comportamiento probablemente era el causante de ello.
Jugar a la víctima de esta manera es «muy común» para los egocéntricos sigilosos, dice Hall. «Por lo general, tienen una narrativa de víctima, lo que les permite salir de cualquier situación, de cualquier responsabilidad. Siempre es culpa de otra persona, alguien ha sido injusto con ellos».
¿Cómo lidiar con un narcisista encubierto?
Si estás tratando de averiguar si alguien es un ególatra encubierto, considera esto: ¿cómo reacciona cuando te sucede algo bueno? «¿Está feliz por ti? ¿Está realmente feliz por ti? Esa es una muy buena manera de detectar el narcisismo», remarca Hall.
Si tienes la sensación de que su reacción es falsa, deja de hablar con ellos.
Establecer límites es fundamental con cualquier tipo de narcisista, y dado que los encubiertos tienden a esforzarse más para mantener una apariencia agradable o inofensiva, es mejor pecar de precavido.
Si tienes uno en tu lugar de trabajo, es importante que no reveles nada que pueda ser usado en tu contra: los narcisistas se defienden atacando sutilmente a los demás.
«No comparta información personal, porque siempre están extrayendo detalles sobre otros para poder obtener una ventaja sobre ellos», dice Hall.
«Son hostiles y, fundamentalmente, peligrosos».