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Cómo han cambiado el lenguaje del amor y los códigos no verbales para atraer a una posible pareja

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El retrato de compromiso de Ana de Cléveris fue suficiente para que Enrique VIII se comprometiera con ella, aunque el matrimonio solo duró seis meses.

Si visitas el ala Richelieu del Louvre en París, podrías encontrarte con una exreina de Inglaterra.

Sus manos, adornadas con costosos anillos, están entrelazadas. Sonríe con su estilo reservado y sereno. Joyas y gemas cubren su tocado, así como las ricas telas rojas y doradas de su vestido de mangas abullonadas. Una pequeña cruz cuelga bajo su cuello.

La pintura no deja duda de que estaba destinada a ser el centro de atención.

Tan impactante fue el retrato de compromiso de Ana de Cléveris realizado por Hans Holbein el Joven que provocó que uno de los personajes más poderosos del mundo, Enrique VIII, se comprometiera con ella en 1539.

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El embajador de Enrique en Cléveris describió la pintura como "muy vivaz" , dando a entender que se trataba de una representación precisa. Sin embargo, algunos historiadores han acusado a Holbein de exagerar su belleza.

En cualquier caso, el primer encuentro en persona entre Ana y Enrique fue increíblemente incómodo, y los relatos históricos insinuan que ninguno de los dos se sintió atraído por el otro.

El matrimonio no fue consumado antes de que la pareja obtuviera la anulación en julio de 1540; algunos dirían que fue una suerte para Ana.

Aunque presentar a una posible futura reina de esa forma puede parecer inicialmente algo muy alejado de nuestros intentos modernos por encontrar el amor, los retratos de cortejo han vuelto.

Las aplicaciones de citas requieren que los usuarios hagan juicios preliminares cruciales basándose en poco más que una fotografía y quizás algunas palabras.

Dado que muchas de las interacciones de citas modernas comienzan tras una pantalla, los usuarios en línea se exponen a cientos de parejas potenciales seleccionadas por un algoritmo.

Sin embargo, las citas actuales y los cortejos de hace cientos de años indican que las palabras no siempre han sido fundamentales ni necesarias para encontrar el amor.

Aunque algunos de los lenguajes ocultos o señales visuales de atracción han caído en el olvido, otros se han mantenido notablemente similares a lo largo de los siglos.

¿Qué revelan estos códigos no verbales sobre cómo percibimos las relaciones románticas? ¿Y será que comprenderlos nos ayudará a encontrar el amor verdadero?

Coqueteo entre abanicos

Comencemos con un período histórico conocido por celebrar el amor romántico y el cortejo.

La época de la Regencia en Inglaterra, definida vagamente como las décadas alrededor de 1800, le ofreció a las mujeres la oportunidad de ser cortejadas y también de participar activamente en el mercado matrimonial.

En novelas de la época, como las de Jane Austen, los personajes suelen buscar el matrimonio por razones económicas o sociales, pero el amor suele triunfar al final.

Afiche del film "Orgullo y Prejuicio" de 2005

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BBC Mundo

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