Hipoteca, automóvil, electrodomésticos, tarjetas de crédito… las deudas se acumulan y, sin saber cómo, nos vemos con el agua al cuello.
Esto le ocurre cada vez a más gente en todo el mundo.
La deuda privada mundial se incrementó en un 13% del PIB global en 2020, la mayor subida de las últimas dos décadas, informó este mes el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En algunos países de Latinoamérica la mayoría de la población debe dinero a las entidades financieras, como es el caso de Perú, donde más de 7 de cada 10 personas aseguraron estar endeudadas en una encuesta reciente de la consultora Datum.
Y en Estados Unidos la deuda de las tarjetas de crédito alcanzó este mes la cifra récord de US$890.000 millones tras crecer en US$100.000 millones en un solo año, según el Banco de la Reserva Federal de Nueva York.
Dos de los métodos más recomendados por los expertos son los conocidos como «avalancha» y «bola de nieve».
Te explicamos en qué consisten.
La avalancha
Si eres una persona equilibrada, paciente y calculadora, tu estrategia es la avalancha.
Primero, tienes que elaborar un listado con tus diferentes deudas y ordenarlas de mayor a menor tasa de interés.
Tu objetivo es pagar los mínimos requeridos de todas ellas.
Y a la que te genere mayores intereses, dedícale todo el dinero extra que puedas cada mes hasta saldarla.
Por ejemplo, si tu hipoteca tiene una tasa del 8%, la letra del televisor que compraste es del 12%, la de tu automóvil del 15% y la deuda de tu tarjeta de crédito está al 25%, aporta todos los recursos que puedas a saldar esta última, siempre cumpliendo con los pagos mínimos de las otras.
Cuando hayas dejado a cero el saldo pendiente de la tarjeta, utiliza tu presupuesto extra de cada mes para cubrir el pago del automóvil, después el televisor y finalmente la hipoteca.
La eficacia de la avalancha radica en las tasas de interés, que en la mayoría de los préstamos suponen una parte importante de los pagos mensuales.
Cuanto más alta es la tasa, mayor es la cantidad de dinero que se dedica a cubrir los costos del interés y menor la que corresponde al capital o al importe en sí del producto.
Con este método ahorrarás dinero al evitar que las cuentas con los intereses más altos sigan engrosando tu deuda indefinidamente. Las matemáticas no engañan.
La bola de nieve
Pero las matemáticas no lo son todo.
Una situación de endeudamiento puede provocar altos niveles de estrés, de modo que la psicología es un factor a tener muy en cuenta.
Ver cómo las deudas se alargan en el tiempo puede ser desmotivador y minar tus esfuerzos para conseguir el ansiado saldo cero.
Pongamos el caso anterior: tienes una hipoteca de US$100.000, acabas de comprar el televisor por US$1.000, te quedan US$5.000 por pagar de tu vehículo y debes US$10.000 en tarjetas de crédito.
Si tu primer objetivo es saldar la deuda de las tarjetas, pero tus ingresos son ajustados te puede llevar años lograrlo y, sin una férrea disciplina, quizá tires la toalla a mitad de camino.
Entonces puedes optar por la estrategia de la bola de nieve.
Lo primero, haz la lista de tus deudas igual que en el caso anterior, pero no las ordenes por tasa de interés sino por importe.
Por supuesto, haz los pagos mínimos de todas, pero dedica todo el dinero adicional que puedas a cubrir aquella con un menor importe hasta saldarla.
En el caso que nos ocupa, tendrías que esforzarte lo más posible por pagar primero el televisor.
Un objetivo alcanzable, ¿verdad?
Al lograr la primera meta verías pronto los resultados de tus esfuerzos, lo que te motivaría aún más para seguir saldando las deudas del vehículo, las tarjetas de crédito y la hipoteca, en este orden.
Aunque desde un punto de vista puramente matemático la bola de nieve sea menos eficiente que la avalancha, según expertos puede alcanzar los mismos o mejores resultados.
También existe la posibilidad de combinar ambas: primero pagas la deuda más pequeña y, con la motivación del primer éxito, pasas a la estrategia de la avalancha para afrontar el resto de tus deudas.
Lo importante: gestionar bien tus deudas
Para el académico y experto en finanzas mexicano Norman J. Wolf las dos estrategias pueden ser válidas, siempre que se disponga de unos ingresos estables.
Y, en caso de que se haya acumulado un monto demasiado alto, «otra opción razonable es consolidar la deuda con un solo banco», asegura.
Entrevistado por BBC Mundo, este profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México aporta algunos consejos para gestionar nuestras deudas de la forma más inteligente posible.
«Lo primero es saber qué estamos firmando cuando compramos algo. Que nos den nuestra tabla de amortización y, si no la entendemos, pedir a un experto que nos la explique».
En esa tabla figuran todos los pagos a realizar en el préstamo, como cuánto hay que pagar de capital, de intereses y cuál es la deuda pendiente en cada período.
«En plazos largos lo que buscamos primero es pagar el capital: poder hacer pagos grandes que salden el capital y que el interés vaya así disminuyendo», indica Wolf.
El experto asegura que, en un momento inflacionario como el actual, lo mejor es «dar prioridad a aquellas amortizaciones en las que primero se pague más capital y dejen los intereses al final», datos que deben figurar en la tabla de amortización.
Y, en caso de tener que elegir entre bola de nieve o avalancha, se inclina más por la segunda.
«Puedes considerar cuál es la tasa de interés más agresiva, y yo diría: primero pagar las deudas con la tasa más fuerte y luego las que tengan la tasa más pequeña».