Santo Domingo.-No hay duda que el juego es algo muy serio para los niños y los juguetes apropiados pueden ser de mucha ayuda.
Pero esta tradición que se remonta a hace varios siglos, donde la historia registra la leyenda de los santos reyes magos conocidos como Melchor, Gaspar y Baltasar; relacionados con los obsequios a Jesús, como el oro, incienso y mirra, que representan la purificación, la luz a seguir y la inteligencia ha ido cambiando a través de los años, particularmente en República Dominicana.
La tradición ha dado un giro exponencial, pues desde que se inició el cambio de fecha, que está marcada todos los 6 de enero, la celebración según muchos ha perdido su esencia.
De acuerdo a la psicóloga Zunilda de León, lo más importante es que los padres tengan en cuenta cosas básicas a la hora de elegirlos, destacando que por medio de él reproducen sus impresiones y las interiorizan, analizan las relaciones entre las personas y las manifestaciones de las leyes naturales.
Experimentan y aprenden por medio de la diversión. En tiende que no hay duda que el juego es algo muy serio para los niños y los juguetes apropiados pueden serles de mucha ayuda.
De León explica que para elegir el juguete adecuado tienen que tener en cuenta algunas cosas básicas, como que sea seguro, adecuado para la edad del niño y que responda, además, a sus gustos e intereses.
Por ese motivo, además de conocer y respetar a los hijos como persona individual, es importante elegir juguetes adaptados a sus necesidades evolutivas, en lo afectivo, intelectual y motriz.
Hay siete criterios de la buena compra que los padres deben saber y lo primero es atender las preferencias de sus futuros dueños: el juguete debe servir de diversión y entretenimiento. Pero a la hora de comprarlo deben estar pendientes que cumplan estos siete objetivos:
• Las normas de seguridad vi gentes.
• Que no sean sexistas.
• Que sean adecuados a la edad del niño y a su momento evolutivo.
• Que no sean muy sofisticados.
• Que fomenten la comunicación.
• Que sean agradables para los sentidos del niño.
• Que no sean bélicos ni violentos.