Mateo 24:36-51 TLA
“Nadie sabe el día ni la hora en que yo vendré; no lo saben ni siquiera los ángeles del cielo. Es más, tampoco yo lo sé. Solo Dios, mi Padre, lo sabe.” Cuando yo, el Hijo del hombre, venga otra vez, la gente estará viviendo como en la época de Noé.
El viernes en la tarde estaba en una famosa plaza de Santo Domingo haciéndome unos procedimientos estéticos, cuando terminé, le dije a mi hermano que pasara a buscarme, ya que, me había arreglado el cabello y recientemente me hice un facial profundo.
Mientras esperaba, empezó a llover, el agua era tan fuerte que no tardó ni 15 minutos y comenzó a penetrar en la plaza, fui al área de parqueos y pude notar la intensidad de la lluvia, porque desde hace más de media hora mi hermano me decía que estaba cerca pero que el tapón no lo dejaba avanzar, luego de unos minutos, me recogió y nos fuimos a la casa, pero como circulé por la parte alta del Distrito Nacional, no pude notar que algo raro estaba aconteciendo en la capital.
Al llegar a nuestro hogar me puse a revisar las redes sociales y veía que la gente mostraba distintas situaciones de inundación, algunos videos eran muy jocosos, pero otros eran muy tristes, porque exponían la realidad por la que pasan las personas más vulnerables del país, que junto a la clase trabajadora es la que paga las consecuencias ante cualquier situación de emergencia nacional.
Se dice que hace más de 40 años la capital de la República Dominicana no vivía una situación tan caóticas como la del viernes pasado, los autos flotaban, personas atrapadas en el Metro de Santo Domingo y en las paradas de autobuses y hasta ahora se habla de 7 muertos por ahogamiento, algunos desaparecidos y los daños materiales de esta “inocente” lluvia son incuantificables.
Recuerdo que a las siete de la mañana de ese día mi jefa nos informó que al mediodía llovería muchísimo, también vimos algo similar en la prensa, pero nos quedamos esperando esa “gran” agua y de una manera u otra nos burlamos, porque anteriormente, si el pronóstico era lluvia, habría mucho sol y viceversa, pero nadie imaginó lo que nos esperaría en la tarde…
Desde hace varios años venimos escuchando una frase que parece cliché que dice “Cristo Viene” de hecho, esta es la consigna utilizada por el pastor Yiye Ávila, que ya se encuentra descansando junto a Dios, muchos dicen que la venida de Cristo es una mentira o manipulación, otros se preguntan si viene a pie porque ha tardado demasiado, pero lo cierto es que cada palabra de la Biblia se está cumpliendo punto por punto y no es producto de adivinanza, porque ningún adivino puede ser tan exacto en sus predicciones.
El viernes muchas personas tenían planes, salieron en sus autos, se iban de viaje, de tienda, pero lo nunca imaginamos es que habría una lluvia tan fuerte que además de estropear nuestras salidas, causaría que algunos no llegaran vivos a sus hogares. Así será que Cristo va a venir, cuando nadie lo espere, pero como la lluvia pasada que causó tanto daño, esta noticia también ha sido divulgada por todos los medios de comunicación y pocas personas han tomado medidas de seguridad, en este caso, buscar la salvación.
Este es un tiempo donde debemos revisarnos como sociedad, porque creyentes o no, es más que evidente que al mundo le espera un acontecimiento de gran impacto que cambiará la historia de la humanidad, es una sospecha que no admitimos, pero lo sabemos, incluso, hasta los científicos que en su mayoría son ateos son los que hablan de esto. Los que creen y están buscando de Dios que se mantengan firmes y no desmayen y los que no creen, ojalá lo hagan, aunque confieso que respeto toda forma de fe.
Como el viernes, que la venida de Cristo no nos agarre “asando batatas” porque dicen por ahí que “guerra avisada no mata soldado y si lo mata es por descuidado” el día que Cristo venga, nadie estará pendiente de su llegada y esa es la idea; que cada persona muestre su verdadera naturaleza.