A raíz de la gran cantidad de asesinatos, donde hombres matan a su pareja o expareja, a sus hijos y luego se suicidan, también las muertes por situaciones estúpidas surgidas por la discusión sobre un parqueo o el roce de un vehículo, hace unas semanas publiqué en mi cuenta Facebook que gobierno debe abocarse urgentemente a la construcción de un gran centro especializado en la salud mental.
Así como tenemos -y qué bien-, hospitales de la diabetes, el corazón y el cáncer, necesitamos un centro psiquiátrico para atender los problemas de salud mental de la gente, porque no podemos normalizar lo que está ocurriendo en los hogares y calles del país.
No es normal el nivel de ira, rabia y violencia que estamos expresando. Hace falta educar sobre el manejo de conflictos, que la gente aprenda a conversar, pero sobre todo, educar para que entandamos cuándo es necesario que busquemos ayuda, que ir a un psicólogo o psiquiatra no es nada vergonzoso y que no significa que estamos locos.
A raíz de esa publicación hubo comentarios donde se dice que no es necesario construir un centro especializado en la salud mental, porque en los hospitales públicos hay unidades que dan este servicio y me quedé con las dudas.
La semana pasada conversé con el psiquiatra José Miguel Gómez, una autoridad en el tema y me confirmó lo que hasta ese momento era solo una percepción. Me dijo que lo había planteado en diversas ocasiones, pero que nadie le ha hecho caso. Me dijo también que las unidades psiquiátricas de los hospitales no funcionan o funcionan precariamente. Que cuando se construye un hospital, se habilita un área o una cantidad de camas para pacientes psiquiátricos y que posteriormente estos espacios son usados para, supongo que por necesidad, otros tipos de pacientes. Me puso varios ejemplos de hospitales, incluso con estadísticas, de cantidad de camas originalmente establecidas para este tipo de enfermos y las que realmente quedan. Hay centros que ya ni siquiera tienen estos espacios disponibles.
En sentido general el sistema de salud dominicano está en crisis. Ya está hartamente demostrado que las ARS son un fraude. Vivimos a diario la tragedia que las personas experimentan en hospitales y clínicas privadas, donde usted como trabajador afiliado va con su carnet a atenderse una enfermedad y para eso tiene que contar desde 2 mil a 5 mil pesos para obtener un diagnóstico. Luego te prescriben una receta y en la farmacia te hacen la vida imposible para venderte el medicamento a través de la tarjeta del seguro. Siempre hay una historia, desde la firma del médico que le falta un “rabito” o el sello, o la tinta, lo que sea. Casi nunca se puede.
Entonces pienso en la señora, el señor, el muchacho del barrio con problemas de adicción a drogas que necesita atención psiquiátrica o psicológica. ¿De dónde va a disponer de 2 mil, 3 mil o 5 mil pesos para resolver su problema de salud mental? Simplemente no se atiende y se convierte en una “bomba de tiempo” que deambula por las calles.
La semana pasada vimos, yo lo viví desde la redacción de un medio de comunicación y todavía me siento afectado, la historia de una mujer con problemas mentales que, en un barrio de Santo Domingo mató a su hijita de 10 años. Los relatos de prensa dicen que tomaba un medicamento para su problema psiquiátrico, pero que al intentar obtenerlo no estaba disponible. Este es solo un ejemplo, pero hay muchos, los vemos casi a diario.
Entonces, ¿por qué no construir un gran hospital especializado en la salud mental de nuestro pueblo? ¿Por qué disponer de préstamos para subsidiar clínicas privadas cuando adolecemos de este tipo de servicios públicos tan necesarios?
Los niveles de violencia que estamos experimentando nos hablan, nos estamos matando por cuestiones tontas, estamos mentalmente enfermos. Necesitamos servicios psiquiátricos de calidad y accesible a la gente pobre. Señor presidente Luis Abinader: es de vida o muerte la construcción de un gran centro especializado en la salud mental del pueblo dominicano.