Como cambian los tiempos

Como cambian los tiempos

Como cambian los tiempos

Hace pocos años hablar de la Semana Santa era conjugar el respeto en todo el sentido de la palabra. Hoy día, parece que nos encaminamos a ir dejando atrás la herencia que conservábamos de los abuelos, que nos enseñaron a respetar los días de la Semana Mayor, sobre todo el Viernes Santo, cuando no podíamos hacer ruido al levantarnos, no podíamos hacer nada porque nos quedaríamos haciéndolo y no podíamos comer carne porque supuestamente estábamos en falta con Dios.

Ahora encontramos pica pollo chino y frituras a toda hora del viernes, y las bebidas alcohólicas las compramos el jueves.

Parece que todos esos mitos tradicionales han sido modificados, porque aunque todavía hay quienes mantienen esas costumbres, para nadie es un secreto que se les han dado un giro de 360 grados.

Para comprobar eso, no es necesario esperar un informe de los organismos de seguridad del Estado, basta con ver la cantidad de personas que se desplaza entre viernes y domingo, que es el periodo del asueto cuando más accidentes y casos lamentables ocurren, cuando más personas mueren y cuando más calor y deseo de consumir alcohol le da a la gente.

Es precisamente de estos últimos factores de donde obtenemos la peor parte, para las familias y el país, que son los fallecidos durante el feriado, a lo que lamentablemente nos hemos ido acostumbrando a medida que pasan los años.

No es en la semana completa cuando decenas de ciudadanos pierden la vida, casi siempre es en dos o tres días, cuando lo ideal sería hacer de esto lo que su nombre indica, una Semana Santa.

Vemos cómo esto se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades, que desde hace días ya tienen preparado el plan a ejecutar para preservar la integridad de la gente, para tratar de que cada vez sea menor la cantidad de hechos lamentables, pero hay quienes se “empeñan en echar jabón al sancocho”, y terminan de mala manera.

¿Quiénes son esos?, oh, los que siempre llegan primero al hospital o al cementerio. Usted ya los conoce.
Es normal que con el paso de los años todo en la vida se vaya transformando, pero nunca deberíamos cambiar la naturaleza de las cosas, porque entonces no dejaremos ni los recuerdos para los que vienen detrás, nuestros hijos, esos que han venido creciendo en un ambiente muy diferente al de nosotros, y que no tienen los mismos gustos ni la misma forma de pensar que nosotros.

Son generaciones que están creando su propia historia, y si contribuimos a que la nuestra, la del país, la de todos, sea borrada, en poco tiempo quedaremos sin historia y ya sabemos lo que eso significa.
Debemos volver al origen de las cosas para que luego los lamentos no sean mayores.



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