Los juegos regionales Centroamericanos y del Caribe, celebrados en Veracruz, México, dejaron un sabor amargo al país, ver disminuir las medallas de oro que pudieron obtenerse; de haber participado varios atletas que no lo hicieron, alegando contratos y compromisos en el exterior que se lo impidieron.
Con la excepción de los dominicanos que juegan béisbol en las grandes ligas, la mayoría de los cuales son formados en las escuelas privadas de los equipos profesionales de los Estados Unidos en el país, el resto de los atletas criollos son el resultado de la inversión pública, independientemente de sus precariedades.
Las competencias que realizan las organizaciones internacionales del deporte, regionales, mundiales y olímpicas son amateur, a estas dos últimas los atletas siempre quieren asistir, pues es la mejor forma de proyectarse, más no así pasa necesariamente con la primera.
Como entendemos que el deporte amateur esencialmente un bien público, independientemente que lo provea el Estado o no; por aquello de ser de disfrute colectivo, sin rivalidad y exclusión; la solución legal para que nuestros atletas estén obligados a participar en las contiendas internacionales representando al país, sería incorporándoles a la Ley de Compras y Contrataciones Públicas, artículos que establezcan la condición de bien público al deporte amateur dominicano.