El “padre-familismo” que excusa el dominio en vías públicas por destartalados transportistas públicos acarrea enormes costos que ninguna autoridad cuantifica.
“Voladoras” y carritos de concho, que jamás calificarían para recibir el sello de inspección llamado “revista”, son junto con motocicletas o “motoconchos” la causa principal de taponamientos del tránsito y accidentes fatales. Quienes andan enculillados por la impunidad, quizás deberían apuntar su ira hacia este asunto, pues ningún policía se molesta en aplicar ley alguna a motociclistas, carros públicos ni guagüitas o autobuses ni camiones.
Automóviles y jeepetas de la clase media, pagadores de revista, seguro, placas carísimas e impuestos son “víctimas” preferidas de la Digesett (antigua Amet).
Pero sus “panas” los choferes que menos aportan al fisco, que más leyes violan, que peor servicio ofrecen y que más encarecen e incordian la vida de los demás, son los únicos intocables e impunes. Ni hablar de los jefes de los falsos sindicatos, que incluye la carga. Si la Policía o demás responsables no pueden (estos tigres se creen Capones), ¡chúbenles la DGII!