El Comité Central del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) tendrá el domingo una cita memorable ante la historia de esa organización y del país, cuando culmine el IX Congreso Ordinario “José Joaquín Bidó Medina” con la escogencia de su presidencia, la secretaría general y más de una docena de miembros del Comité Político.
En condiciones normales esto se observaría como un simple ejercicio democrático en el que una agrupación política decide renovar los cuadros directivos para un período determinado. Pero está muy lejos de ser así, porque se trata de un partido de referencia en una República Dominicana que se aboca a una situación de crisis sin precedentes, debido a una serie de factores desencadenados, fundamentalmente, por pandemia que generó el Covid-19.
Indudablemente que, más allá de cualquier pretensión de ilusionismo, el pueblo dominicano viene siendo impactado por una crisis económica expresada en la pérdida de empleos, incrementos de productos de primera necesidad y de la construcción, sin mencionar las cotidianas alzas en los precios de los combustibles.
La verdad es que se configura un ambiente para confrontaciones políticas y convulsiones sociales.
De labios del Profesor Juan Bosch, con su agudeza indescriptible que le era propia, escuché que de todas las actividades que realiza el ser humano, la más importante era la económica, motivado a que de ella se derivaban todas las demás, incluyendo la política.
Aunque el ex presidente de la República hacía el planteamiento, en ese caso, siguiendo el pensamiento marxista, no menos cierto es que perfectamente podría aplicarse al presente y el futuro inmediato dominicano.
Y es en el contexto anterior que el Comité Central del PLD tiene que actuar con mucha madurez y sabiduría en la selección de las autoridades que van a conducir esa organización durante el próximo cuatrienio, las cuales habrán de jugar un rol de primer orden ante una realidad dominicana que parece más incierta que promisoria.
Las escogencias que se hagan deben ser el producto de la reflexión concienzuda de cada miembro del máximo organismo de dirección peledeísta, luego de una correcta ponderación de las condiciones individuales de los postulantes, asegurando que sean capaces de comprender los desafíos de un complejo panorama global.
Danilo Medina mantuvo equidistancia en la selección de 300 nuevos miembros del Comité Central, sin que se reportaran incidentes.
En general, la organización ha montado el IX Congreso Ordinario en estricto respeto a los principios democráticos.
El hecho de que los peledeístas hayan dado este ejemplo es bueno. Los partidos políticos resultan fundamentales ante el imperativo para cualquier Estado de cuidar la sanidad de su economía y garantizar la estabilidad política y social de sus habitantes. Una mirada geopolítica a lo que ocurre en el mundo evidencia incertidumbre, sobre todo para naciones que no producen petróleo, un “commodity” esencial en la estabilidad económica.
El buen juicio aconseja que el liderato político se coloque a la altura de las circunstancias, y evite que las confrontaciones que destruyan la estabilidad macroeconómica de que, todavía, disfrutamos los dominicanos.
En momentos de amenaza de turbación política, quizás sería conveniente volver al pensamiento de Bosch cuando dijo: “Lo bello, lo útil, lo justo y lo verdadero están dirigidos al establecimiento de una sociedad en que la consciencia social esté tan educada y evolucionada que la bondad sea un principio naturalmente ejercido por todos”.
El Comité Central debe escoger sabiamente a sus dirigentes de elevada conciencia social y política para servir en situaciones difíciles a su pueblo.