La comisión especial designada por el Senado de la República inicia este martes las entrevistas de los 103 aspirantes a conformar la nueva Junta Central Electoral, luego de la recepción y preclasificación de los expedientes depositados de manera física o enviado electrónicamente.
La escogencia de los miembros del máximo organismo electoral reviste gran trascendencia para la vida institucional del país. Las entrevistas están organizadas por orden alfabético de los apellidos en sesiones diarias de 30 aspirantes.
El proceso de selección estará bajo la responsabilidad de los comisionados presididos por Julito Fulcar (Peravia); acompañado de sus colegas Daniel Rivera (Santiago), María Mercedes Ortiz Diloné (Hermanas Mirabal), Antonio Taveras Guzmán (Santo Domingo), Pedro Catrain (Samaná), Ramón Rogelio Genao (La Vega), Franklin Romero (Duarte), Aracelis Villanueva (San Pedro de Macorís) y Félix Bautista (San Juan).
Habrá transmisión en vivo, y se espera que el Senado de la República concluya con la selección de los nuevos miembros de la Junta Central Electoral en las próximas dos semanas.
El aspiracional de la sociedad dominicana es que la referida comisión presente al plenario de la Cámara Alta los postulantes mejor cualificados, de conformidad con su formación académica general, la especialización en los aspectos políticos y electorales, la trayectoria de vida y la experiencia en el ejercicio profesional.
El hecho de escoger excelentes profesionales para conformar las autoridades electorales correspondientes al período 2024-2028 no es imposible; los comisionados para las evaluaciones no sólo reúnen las capacidades necesarias, sino que disponen del “seniority” para validar la credibilidad del informe que presenten por ante el pleno senatorial. En lo particular, confío en la labor que desempeñarán, razón por la que decidí presentar mi postulación.
La República Dominicana necesita avanzar en todos los órdenes, comenzando con la agenda institucional. Si la institucionalidad democrática no funciona, seguiremos en el atraso sécula seculorum, es decir, eternamente.
Hay que acabar con los privilegios inmerecidos, construyendo una sociedad cada vez más desigual. No se deben montar farsas en base a favores políticos ni de ninguna naturaleza.
Muchas veces el propio Congreso Nacional se ha comportado como un teatro de títeres en el que las piezas son movidas a control remoto, echando por la borda la institucionalidad democrática.
Y lo peor, es que todo ha ocurrido ante el silencio cómplice de personas e instituciones que han escogido el camino de no arriesgar nada para evitar afectación de sus intereses, debido al temor de un eventual accionar del brazo de hierro del Estado.
Resulta evidente que una persona que llegue como parte de favores políticos no podría desempeñarse adecuadamente, porque quedaría moralmente atado al poder que obra para su designación.
La Constitución de la República confiere a la JCE la facultad, en los artículos 211 y 212, de organizar, dirigir y supervisar las elecciones, garantizando la libertad, transparencia, equidad y la objetividad de las mismas.
De manera particular, en el párrafo IV, del artículo 212, establece: “La Junta Central Electoral velará porque los procesos electorales se realicen con sujeción a los principios de libertad y equidad en el desarrollo de las campañas y transparencia en la utilización del financiamiento.
En consecuencia, tendrá facultad para reglamentar los tiempos y límites en los gastos de campaña, así como el acceso equitativo a los medios de comunicación”.
El Senado de la República debe contribuir con la escogencia de miembros de la JCE que asuman el compromiso de trabajar para que las elecciones se realicen con diafanidad, sin que queden dudas de que los resultados sean el reflejo fiel de los votos depositados en las urnas por los ciudadanos.