Miami.- El último día para votar en las elecciones estadounidenses de media legislatura comenzó el martes, después de que dos años de afirmaciones falsas y teorías de la conspiración sobre cómo se depositan y cuentan los votos centrarán la atención sobre el proceso de sufragio. Los votantes empezaron a hacer fila antes del amanecer en estados de la Costa Este como Nueva York y Virginia.
Desde las últimas elecciones presidenciales hace dos años, el expresidente Donald Trump y sus aliados lograron sembrar la desconfianza sobre la forma en la que se depositan y se cuentan los votos al fomentar afirmaciones falsas de fraude generalizado.
La campaña ha mermado la confianza de la población en las elecciones y la democracia, lo que derivó en restricciones al voto por correo y nuevos requisitos de identificación en algunos estados de gobierno republicano, y provocó amenazas de muerte contra funcionarios electorales.
La jornada electoral estaba marcada este año por el temor a nuevos incidentes de acoso y la posibilidad de interferencias en centros de votación y oficinas electorales donde se contarán los sufragios.
Las autoridades electorales dijeron estar preparadas para gestionar cualquier problema que se presente e instaron a los votantes a no dejarse disuadir. “Este proceso transparente, bipartidista administrado por profesionales electorales en todo el país será seguro, será preciso y tendrá integridad”, dijo Matt Masterson, que fue funcionario de seguridad electoral de alto rango en el gobierno de Trump, en una conferencia de prensa organizada por The Aspen Institute.
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“La mejor respuesta para todos nosotros es salir y participar en él”. No se reportaron grandes problemas durante el proceso de voto anticipado. Antes incluso de la pandemia, muchos estados habían empezado a abandonar el modelo de un día único para permitir que la gente pudiera votar en persona con días o semanas de antelación o enviar sus boletas por correo. Casi 44,5 millones de personas en todo el país habían votado ya antes del martes.
La tendencia política parecía ser un factor cada vez más determinante en la forma de voto.
El escepticismo republicano hacia el voto por correo ha persistido bajo los ataques de Trump y sus aliados. Algunos activistas y candidatos republicanos han llegado a instar a los votantes que recibieron boletas por correo a que esperasen hasta el último momento para enviarlas con el argumento de que eso impediría de algún modo que los demócratas robaran los comicios.
No hay pruebas de fraude generalizado ni manipulación de máquinas de voto en 2020. Todas las exhaustivas revisiones en estados donde Trump presentó impugnaciones confirmaron la victoria de Biden, y docenas de jueces, incluso los que había nombrado Trump, desestimaron numerosas demandas que hacían acusaciones infundadas de infracciones.
Las autoridades electorales han defendido el sistema. Señalan a los muchos controles que existen para asegurar que sólo se contabiliza un voto por persona, las revisiones que garantizan que las máquinas cuentan las boletas con precisión y los esfuerzos por identificar cualquier intento de fraude.
“Las elecciones estatales y locales tienen planes de contingencia para que los votantes puedan tener confianza en nuestras elecciones”, indicaron funcionarios electorales en un comunicado de la Asociación Nacional de Secretarios de Estado y la Asociación Nacional de Directores de Elecciones Estatales.
Pero las afirmaciones falsas se han extendido mucho entre los republicanos, alimentadas por teóricos de la conspiración en medios sociales y en actos organizados en todo el país. Un sondeo de octubre de Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research reveló que el 45% de los republicanos tenía poca o ninguna confianza en que los votos de las elecciones de media legislatura se contaran con precisión.
Y una mayoría de republicanos, el 58%, sigue creyendo que el presidente, Joe Biden, no fue elegido de forma legítima, aunque el porcentaje ha bajado un poco desde el 66% de julio de 2021.
Las autoridades electorales admiten que los sistemas de voto electrónico pueden ser vulnerables y han tomado muchas medidas para aumentar la seguridad desde la votación de 2016, cuando se determinó que Rusia había buscado vulnerabilidades.
El Congreso ha enviado casi 900 millones de dólares a los estados para aumentar sus ciberdefensas, lo que incluye contratar más personal de tecnologías de la información, sustituir sistemas anticuados y añadir pruebas periódicas de seguridad. Además, la mayoría de los votantes emplea boletas marcadas a mano o utiliza máquinas que producen un registro en papel de su voto.
Esos documentos se utilizan después de las elecciones para comprobar que las máquinas utilizadas para contar votos funcionan de forma adecuada.