People gather at Bogota's Bolivar main square on September 26, 2016, to celebrate the historic peace agreement between the Colombian government and the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC). Colombia will turn the page on a half-century conflict that has stained its modern history with blood when the FARC rebels and the government sign a peace deal on Monday. President Juan Manuel Santos and the leader of the FARC, Rodrigo Londono -- better known by his nom de guerre, Timoleon "Timochenko" Jimenez -- are set to sign the accord at 2200 GMT in a ceremony in the colorful colonial city of Cartagena on the Caribbean coast. / AFP / GUILLERMO LEGARIA
Bogotá.– Colombia le dio hoy una segunda oportunidad a la paz con la firma del nuevo acuerdo entre el Gobierno y las FARC, que fue recibido con gritos de “sí se pudo” y el tañido de las campanas de las iglesias del centro de Bogotá para festejar el fin de un conflicto armado de más de medio siglo.
El acto de la firma fue mucho más comedido que el del primer acuerdo, rubricado el pasado 26 de septiembre en Cartagena de Indias con gran boato y la presencia de varios jefes de Estado y el secretario general de la ONU Ban ki-moon.
Esta vez destacó la presencia de diversos sectores de la sociedad, especialmente de las víctimas en el acto celebrado en el Teatro Colón.
“Hoy hemos firmado, aquí en este escenario histórico, ante el país y ante el mundo, un nuevo acuerdo de paz con las FARC. El definitivo, el acuerdo del Teatro Colón”, dijo el presidente Juan Manuel Santos ante unos 880 invitados que estallaron en aplausos minutos antes cuando firmó el texto con el máximo líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias “Timochenko».
En el escenario estaban los equipos negociadores del Gobierno y de las FARC, estos últimos vestidos con una etiqueta poco habitual en ellos, incluso alguno con corbata.
Cuando Santos y “Timochenko” estamparon su firma en el acuerdo, público y los miembros de las delegaciones se pusieron en pie y comenzaron a gritar “sí se pudo” en medio de una salva de aplausos.
Las campanas de la catedral de Bogotá, ubicada en las inmediaciones del teatro, también tañeron para unirse a la celebración del nuevo acuerdo de paz que acto seguido el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, entregó al presidente del Congreso, senador Mauricio Lizcano, para que inicie el trámite de refrendación e implementación.
“Espero que, según el procedimiento establecido, la refrendación sea aprobada en el curso de la próxima semana. Ese día será el día D” para iniciar el proceso de desmovilización de las FARC, dijo Santos, quien agregó que “en tan sólo 150 días todas las armas de las FARC estarán en manos de las Naciones Unidas».
El presidente dijo que convocará “a todos los partidos, a todos los sectores de la sociedad” para que se logre “un gran acuerdo nacional para la implementación de la paz». Aclaró que “las FARC, como un partido sin armas, podrá presentar y promover su proyecto político” y “serán los colombianos quienes, con el voto, lo apoyarán o rechazarán».
Con este nuevo acuerdo, Santos cree que no solo se pone fin al conflicto armado con las FARC, sino que “se sientan las bases para la construcción de una paz estable y duradera, más amplia y más profunda.
Logramos parar el desangre y que no haya más víctimas». El presidente reconoció que el nuevo acuerdo “es mejor” que el firmado en Cartagena “porque recoge las esperanzas y las observaciones de la inmensa mayoría de los colombianos”, tanto de quienes votaron “sí” en el plebiscito como de quienes optaron por el “no».
Por su parte, “Timochenko” dijo que el nuevo acuerdo “implicó debates profundos con todas la voces del establecimiento”, pidió que nadie quede “por fuera de él” y propuso un “gobierno de transición» para la implementación del pacto.
“Destacamos la importancia que tendría para el país la conformación de un Gobierno de transición cuyo propósito fundamental sea el cumplimiento cabal de los acuerdos de La Habana el cual debería ser integrado por todas las fuerzas y sectores que han trabajado sin tregua por ello”, dijo.
El líder guerrillero indicó que el pueblo de Colombia está “harto de violencia” e “intolerancia”, así como de “estigmas y señalamientos”, por lo que “exige cambios profundos».
Para él, a partir de este momento la palabra será “la única arma de los colombianos” y reiteró que para llegar al nuevo acuerdo de paz se incluyeron las peticiones de quienes votaron “no” en el plebiscito.
“Para alcanzar la firma de este acuerdo definitivo los colombianos vivimos mas de siete décadas de violencia, medio siglo de guerra abierta, 33 años en procesos de diálogos, un lustro de debates (de paz) en La Habana, el desencanto del pasado 2 de octubre y el más histórico esfuerzo por conseguir el mayoritario consenso de la nación”, subrayó.
Por último, reclamó la implementación “pronta y eficaz” del acuerdo con el objetivo de “desatar la edificación de la convivencia democrática, la paz y la justicia social” en Colombia.