SANTO DOMINGO.-Cristina Placencio, con 48 años de edad, oriunda de Mira Cielo, San Cristóbal, es un ejemplo de superación y de que con voluntad, levantándose cada día a las 4:30 de la mañana no fue obstáculo para alcanzar la meta propuesta, sin importar las limitaciones.
Después de 18 años como conserje en el Consejo Nacional de la Seguridad Social (CNSS) y ocho de graduada de Psicología Industrial, será promovida a un puesto laboral en su área.
La joven madre descendiente de un agricultor y ama de casa, quienes procrearon siete hijos, aunque enfrentó altas y bajas que en un momento la hicieron abandonar el bachiller en su ciudad natal, se “empantalonó” y logró una licenciatura en la Universidad Nacional Evangélica.
Su “motor de arranque” era que a su hija sorda-muda (hoy con 30 años) no le faltara nada y como madre soltera, después de separarse de su expareja con quien se unió a los 17 años, dice que trabajó por cuatro años en una casa de familia y vendía ropa de pacas para ayudarse y así ha ido jugado el rol que Dios le puso en la vida.
Enlace CNSS
Llegó al CNSS a través de una gestión que le hiciera su padre, quien luego de dejar la agricultura laboró también de conserje en la Comisión de la Reforma para el Sector Salud, encuadernando y haciendo copias en esta última entidad.
“Entré al Consejo Nacional de la Seguridad Social, cuando llevaba cinco meses de creado y ya voy por 18 años, colando café y haciendo jugo para brindarles a mis superiores. Algunos de ellos como Arismendi Santana, igual que Rafael Medina (Isidro) y Aranaldys Ramírez quienes me brindaron apoyo para que continuara mis estudios”, narró la madre.
Intentó abandonar
Comenta que había dejado el bachiller en su pueblo, de donde se traslada diario a la avenida Tiradentes para cumplir con sus obligaciones y luego aquí ingresó a CENAPEC para concluir el bachiller.
Al concluir esa etapa, entró a la Universidad Nacional Evangélica (UNE), donde en varias oportunidades intentó abandonar la carrera dadas las dificultades económicas y de otra índole.
“Una de las secretarias cada vez que yo iba con la intención de retirar los papeles me lo negaba para que terminara, hasta que decidí quedarme y me gradué”, narró Placencio que se siente contenta de haberse superado y lograr ese paso en 2012. Hoy les dice a sus allegados y a los jóvenes que no desmayen, que sigan luchando por lo que desean conquistar.
Rompió esquema
Su papa se preocupaba porque estudiaran, y ella con apoyo de su madre y una hermana salió a flote, dejando atrás al resto de los demás hermanos que optaron seguir en casas de familia o de forma independiente.
“Agradezco a mis padres y mis hermanos por su ayuda incondicional cuando más lo necesité”.