Cuando mucha gente pide mano dura, algunos se confunden y creen que se trata de algún gobierno tipo Trujillo, abusador y dictatorial, pero no se trata de eso.
La mejor mano dura, la única que funciona, es cuando se aplica la ley a todos sin ningún remilgo.
La impunidad, carecer de pena para un ilícito, estimula la vagabundería.
Y eso es lo que sigue ocurriendo cada vez que los mal llamados sindicatos de transporte hacen de las suyas sin castigo.
En estos días han paralizado la entrada a puertos, exigiendo que los importadores contraten con ellos a la mala y bajo amenaza el 50% de su carga.
Pero la Constitución garantiza las libertades de tránsito, de contratación, de empresa y de asociación.
Nada excepto la coacción podría obligar a ningún empresario a darle algún porciento de su propia carga a cualquier delincuente o falso sindicato.
Mientras el gobierno lo permita, estos mafiosos transportistas seguirán abusando y burlándose de la ley, del propio gobierno y de los empresarios que quisieran forzar como clientes…