Uno estuvo en silencio durante gran parte de esta Serie Divisional de la Liga Americana. El otro buscaba su redención. Y en un Juego 4 lleno de idas y vueltas, con cuatro cambios de liderato en la pizarra, los Guardianes evitaron la eliminación gracias a su mejor bateador y su mejor lanzador.
El dominicano José Ramírez conectó un jonrón contundente de 418 pies que impulsó a Cleveland hacia una victoria de 5-4 sobre los Tigres la noche del jueves en el Comerica Park, y su compatriota Emmanuel Clase llevó al equipo hasta la meta con un salvado de cinco outs. Ambos vaciaron su tanque emocional con sus respectivas hazañas, destacando lo mucho que querían rendir después de actuaciones inusualmente débiles en esta serie hasta ese momento.
Y como lo mostró el camino hacia la victoria del jueves, el dúo Ramírez-Clase será vital para que Cleveland avance a su primera Serie de Campeonato de la Liga Americana desde el 2016.
“Son nuestros dos mejores jugadores”, dijo el mánager Stephen Vogt. “Lo han sido todo el año”.
Con su batazo para tomar la ventaja en el quinto inning, Ramírez rompió una sequía de 10-0 que databa de su doble impulsor en el primer episodio del Juego 1, que había liderado un racimo de cinco carreras y ayudó a Cleveland a establecer el tono en la victoria del primer partido.
Mientras tanto, Clase entró el jueves con una ventaja de una carrera, dos corredores en base y un out en el octavo. Aprovechó la adrenalina para hacer algunos de sus pitcheos más rápidos del año y escapar del atolladero, culminando con una mirada fija que silenció a la mayor multitud de postemporada en la historia del Comerica Park (44,923). Clase, trabajando con una ventaja de dos rayitas, luego permitió una carrera en el noveno tras un doble abriendo la entrada de Justyn-Henry Malloy, pero limitó el daño allí.
Los esfuerzos de los dos quisqueyanos ayudaron a Cleveland a poner fin a la racha más larga de derrotas en juegos de potencial eliminación en la historia de la postemporada, que era de 11 y se remontaba al Juego 7 de la Serie Mundial de 1997.
“Era muy importante para nosotros jugar [como lo hicimos en] este juego”, confesó Ramírez.
El bambinazo de Ramírez fue su cuadrangular número 40 del año, después de quedarse a uno de convertirse en sólo el séptimo jugador en la historia de las Grandes Ligas en lograr una temporada de 40-40. Esa ausencia estadística dolió aún más después de que el juego final de la ronda regular de los Guardianes fuera cancelado debido a la lluvia y la falta de implicaciones para los playoffs. Ramírez es considerado por muchos como la estrella más subestimada del béisbol, y el jueves demostró por qué. También dio una clase magistral de bateo.
En los momentos previos a su jonrón, Ramírez se alejó del círculo de espera y se posicionó un poco más detrás del plato en un esfuerzo por cronometrar al zurdo Tyler Holton, contra quien conectó el doble en el Juego 1. Bateando desde el lado derecho, el ambidiestro Ramírez ignoró un cambio de velocidad afuera para la primera bola, asintiendo con la cabeza en la caja de bateo.
Intentando encontrar la zona de strike con su siguiente envío, Holton dejó caer otro cambio, pero demasiado sobre el plato, y Ramírez no lo desaprovechó, conectando la bola a 109.9 mph, su bambinazo más fuerte del año.
“Estaba buscando un pitcheo lento”, reveló Ramírez. “Sé que tiene un buen cambio de velocidad, y estaba tratando de esperarlo, y terminé haciendo una buena conexión con la pelota”.
Holton solo había permitido dos cuadrangulares con los 269 cambios de velocidad que había lanzado hasta ese momento.
“Odio cuando [Ramírez] viene a batear”, aseguró el mánager de los Tigres, A.J. Hinch. “Me encanta el jugador, pero desde el otro lado. Lo habíamos mantenido bastante controlado hasta ahora, pero hasta este punto. En el cuarto juego de la serie, mostró exactamente de lo que es capaz”.
Clase entró con un out en el octavo y rápidamente indujo un roletazo de Zach McKinstry, quien había conectado un jonrón en el quinto contra Tanner Bibee. Clase lanzó cutters a 100 mph y adentro contra Trey Sweeney. Le hizo swing a la última de ellas, con tanta fuerza que el casco del zurdo salió volando.
“Muchas emociones fuertes, poder lanzar este juego”, dijo Clase. “Estaba realmente bien emocionado de llegar al montículo, especialmente por recuperar la confianza de [Vogt] para ponerme en ese rol y darme esa responsabilidad”.
Clase se apoyó casi exclusivamente en su recta cortada, tirándola en 14 de sus 16 lanzamientos, con un aumento de 1 mph respecto a su promedio de velocidad de 99.5 mph en la temporada. La estrategia fue deliberada, después de haber permitido un doloroso jonrón de tres rayas a Kerry Carpenter con su slider durante la derrota de Cleveland por 3-0 en el Juego 2. El jueves también marcó solo la segunda vez en 77 apariciones esta temporada en la que sacó más de tres outs.
“Es ganar o irse a casa”, acotó Vogt. “Quieres que tus mejores lanzadores estén en el montículo el mayor tiempo posible… Hablamos antes del juego sobre la posibilidad de que Emmanuel sacara cuatro o cinco outs si lo necesitábamos, y esta noche lo hicimos. Y estuvo fantástico”.
Los Guardianes tienen un récord de 70-9 cuando Clase lanza y de 29-9 cuando Ramírez conecta un jonrón, incluyendo los playoffs. El plan de Cleveland para ganar depende en gran medida de ellos, y seguramente será el caso nuevamente en el Juego 5 del sábado.