Santo Domingo.– República Dominicana experimenta una transformación acelerada en su estructura territorial, con un crecimiento demográfico que ha modificado el mapa urbano del país. Según los datos del X Censo Nacional de Población y Vivienda 2022, publicados por la Oficina Nacional de Estadística (ONE), la población nacional alcanzó los 10,760,028 habitantes, lo que representa un incremento del 13.9% respecto al censo de 2010.
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De este total, 5,437,095 son mujeres y 5,322,933 hombres, con una fuerte concentración en la Región Ozama, donde vive el 35.3 % de la población total.
Entre las ciudades que más han crecido se destaca Santo Domingo Este, que se consolida como el municipio más poblado del país, con 1,029,117 habitantes. Su expansión se explica por el desarrollo de nuevas urbanizaciones, polos industriales y comerciales, y una alta migración interna.
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Áreas como San Isidro, Ciudad Juan Bosch y otros sectores periféricos han acelerado la ocupación del suelo urbano, empujando también la demanda de servicios públicos, movilidad e infraestructura.
Santo Domingo Norte es otra de las demarcaciones con mayor crecimiento relativo. Con cerca de 675,000 habitantes, registró un incremento poblacional del 27.4 % en comparación con 2010. La cercanía al Distrito Nacional, el precio más asequible de la vivienda y el desarrollo de sectores como Villa Mella, Los Guaricanos y Sabana Perdida han impulsado su transformación en uno de los principales polos residenciales del país.
Santiago de los Caballeros ha desplazado al Distrito Nacional como la segunda provincia más poblada, al alcanzar 1,074,684 habitantes. Su crecimiento se refleja tanto en la extensión de su mancha urbana como en su dinámica económica.
Datos del Consejo para el Desarrollo Estratégico de Santiago indican que el auge de la vivienda vertical, el fortalecimiento del comercio y la inversión pública y privada, que supera los RD$258,000 millones entre 2022 y 2025, han convertido a Santiago en una metrópoli moderna con fuerte atracción migratoria y relevancia nacional.
Verón–Punta Cana representa el caso más singular y acelerado de crecimiento. Aunque todavía es un distrito municipal, su población llegó a los 138,919 habitantes en 2022, superando a más de diez provincias completas.
Con una tasa de crecimiento anual estimada en más de 8 %, esta zona ha pasado de ser un enclave turístico a convertirse en un núcleo urbano estratégico. La presión por lograr su autonomía municipal ha ganado respaldo político.
Francisco Javier García, dirigente del PLD, expresó su apoyo a que Verón gestione el 100 % de sus arbitrios, al considerar que su contribución al fisco y su infraestructura justifican la autonomía plena. La aplicación de la Ley 368-22, que permite que distritos con más de 15,000 habitantes puedan contar con oficinas de planeamiento urbano, respalda esta exigencia legal.
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Aunque no ha tenido un crecimiento porcentual tan acelerado, San Cristóbal se posiciona como la cuarta provincia más poblada, con 688,828 habitantes. Su desarrollo urbano ha sido impulsado por su cercanía con la capital, la industria ubicada en Haina y Nigua, y el mejoramiento de las vías de comunicación. San Cristóbal se consolida como un eje urbano-industrial con proyección regional.
La provincia La Altagracia, donde se encuentra Verón, mostró el mayor crecimiento porcentual del país, con un aumento del 4.1 % respecto al censo anterior. Este dato reafirma la fuerza demográfica y económica de esta región, que combina turismo, expansión inmobiliaria y una creciente demanda de servicios públicos.
El crecimiento urbano, sin embargo, no siempre ha ido acompañado de una adecuada planificación territorial.
Según el estudio del Banco Mundial titulado «Apoyando el desarrollo territorial y urbano resiliente y sistemas de protección social en la República Dominicana» (mayo de 2023), solo un pequeño porcentaje de los municipios cuenta con planes de ordenamiento territorial activos, lo que ha generado una expansión desorganizada, déficit de servicios y una ocupación del suelo marcada por la desigualdad.
Más del 28 % de la población urbana reside en zonas con alto riesgo de inundación, especialmente los sectores más pobres.
Además, el mismo informe advierte que, aunque el país ha logrado uno de los mejores desempeños económicos de América Latina y el Caribe, casi el 40 % de la población sigue siendo vulnerable a caer en la pobreza ante eventos climáticos extremos.
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Uno de cada cuatro hogares entre los más pobres enfrenta un alto riesgo de inundación, en comparación con solo un 13 % entre los hogares de mayores ingresos.
Este panorama pone en evidencia la urgencia de priorizar políticas de desarrollo urbano con enfoque de equidad y resiliencia, así como inversiones en vivienda digna, protección social adaptable y gestión de riesgos.
La nueva geografía urbana de República Dominicana no solo está redefiniendo el tamaño de sus ciudades, sino también las prioridades políticas, fiscales y sociales del país.
El crecimiento sin planificación, la concentración poblacional en zonas vulnerables y la falta de autonomía para gestionar recursos en territorios clave como Verón–Punta Cana, evidencian una desconexión entre la velocidad del cambio y la capacidad del Estado para gobernarlo.
Mientras las ciudades crecen, también lo hacen las brechas. Si no se actúa con visión, justicia territorial y políticas públicas integradas, el país corre el riesgo de construir un futuro urbano donde la desigualdad se vuelva cemento y la exclusión, parte del paisaje.
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Katherine Espino
Katherine Nicole Espino Cuevas. Periodista, locutora profesional y CMM. Máster en Comunicación Política Avanzada por Next Educación (Madrid). Amante de la escritura bien hecha, las historias con sentido humano y las causas sociales. Creo en la comunicación con propósito, en los valores y en...
